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“No cualquiera mata”: entrevista a la psiquiatra forense Blanca Huggelmann

La especialista analizó las condiciones psíquicas que pueden llevar a una persona a cometer un crimen extremo y subrayó la importancia de prevenir desde el vínculo y la salud mental

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La conmoción social que generan ciertos crímenes intrafamiliares muchas veces deja más preguntas que respuestas. ¿Qué puede llevar a una persona a actuar con esa violencia? ¿Puede prevenirse un brote psicótico? ¿Qué señales no deben ignorarse?

En busca de una mirada profesional, el programa “Es por acá”, que se emite por la 102.9 de Cosa Cierta, La Radio, entrevistó a la psiquiatra forense Blanca Huggelmann, quien abordó con claridad los factores que pueden intervenir en situaciones extremas y el rol clave del entorno familiar, el vínculo afectivo y la salud mental.

“La idea de que cualquiera puede cometer un crimen así es falsa”, explicó, al señalar que estos actos suelen estar vinculados a estructuras psíquicas profundamente afectadas, como psicosis agudas, trastornos paranoides o cuadros de personalidad descompensada. A veces, estas condiciones se mantienen latentes durante años hasta que, frente a un hecho detonante, se desencadena un brote psicótico.

La especialista advirtió que algunos pacientes pueden llegar a experimentar alucinaciones auditivas, en las que escuchan voces que les ordenan dañar o autolesionarse. En estos casos, el juicio de realidad está completamente alterado. Desde afuera, puede parecer que la persona llevaba una vida funcional, pero internamente puede haber estado inmersa en un conflicto psíquico silencioso.

Consultada sobre la posibilidad de detectar estos cuadros a tiempo, Huggelmann detalló que los síntomas iniciales pueden incluir aislamiento, desconfianza extrema, cambios abruptos en la conducta o retracción afectiva. Sin embargo, aclaró que estas señales solo pueden advertirse si existe un entorno vincular que mire, escuche y acompañe.

En ese sentido, remarcó que la prevención no se limita a la medicación o el diagnóstico. “La mejor forma de prevenir es desde el vínculo”, señaló. Y agregó que lo fundamental es que los hijos se sientan “deseados y alojados”. Con esta expresión, hizo referencia a la necesidad de que los niños se sepan valorados, escuchados y emocionalmente contenidos, más allá del cumplimiento de funciones materiales. Estar “alojado”, explicó, es tener un lugar real en la mente y el corazón del adulto, donde las emociones sean reconocidas y acompañadas.

Sobre los tratamientos actuales, Huggelmann indicó que la psiquiatría cuenta con herramientas eficaces para estabilizar a pacientes con trastornos severos. No obstante, advirtió que estos recursos solo resultan efectivos si hay un sostenimiento terapéutico constante, con diálogo entre psiquiatras y psicólogos, y un entorno que acompañe.

También cuestionó el mito que vincula la genialidad con la locura. Aclaró que si bien existen personas brillantes que padecen enfermedades mentales, no hay una relación directa entre la inteligencia elevada y la psicosis. En algunos casos, el aislamiento que se asocia a ciertos perfiles intelectuales puede dificultar la detección de síntomas, pero no implica por sí mismo un trastorno.

Finalmente, subrayó que muchas veces los trastornos mentales se desarrollan por la combinación de factores hereditarios y contextuales, como antecedentes familiares de psicosis, infancias con vínculos ambivalentes o entornos desorganizados emocionalmente.

La entrevista aportó herramientas valiosas para comprender que detrás de estos hechos no hay monstruos, sino personas quebradas por el sufrimiento psíquico, muchas veces invisibilizado. En tiempos donde los vínculos se debilitan y el dolor se oculta, Huggelmann insistió: la única forma de prevenir es con presencia, escucha y acompañamiento real.

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