
En Argentina, la necesidad de contar con más ingenieros es una demanda estructural. Y en una ciudad como San Nicolás, con fuerte desarrollo industrial y tecnológico, la formación de profesionales en este campo no solo es posible: es urgente. Así lo expresó Tomás Avetta, ingeniero industrial y actual vicedecano de la Facultad Regional San Nicolás de la UTN, en una entrevista radial con el programa Es por acá, emitido por Cosa Cierta, La Radio, con motivo del Día de la Ingeniería.
Una universidad que forma, incluye y conecta
“La UTN San Nicolás forma parte de una red nacional de 30 facultades regionales. Es un privilegio que una ciudad de este tamaño cuente con una propuesta académica pública, gratuita y tan sólida”, destacó Avetta. Actualmente, la oferta incluye cinco carreras de ingeniería (Eléctrica, Electrónica, Mecánica, Metalúrgica e Industrial), además de tecnicaturas, ciclos complementarios, licenciaturas y posgrados, que responden a las necesidades productivas del territorio.
Este año, en un contexto adverso para el sistema universitario, lograron iniciar una nueva cohorte con 155 ingresantes. “Dijimos: arrancamos como sea. Lo logramos, y la inscripción fue muy buena. Eso habla del interés que todavía despierta la carrera, a pesar de que no es fácil”.
La UTN no cobra matrícula ni cuotas, y desarrolla una política de acompañamiento activo para evitar el abandono. “Tenemos tutorías académicas y programas específicos para casos con dificultades económicas. Durante la pandemia, incluso llevamos computadoras a quienes no tenían forma de seguir cursando”, contó.
Entre la vocación y la realidad: cómo llegan los estudiantes
Uno de los desafíos estructurales es la brecha entre la escuela secundaria y el nivel universitario. “Cuesta mucho que se alineen los saberes. Muchos llegan con problemas en matemática y física. Yo estudié en el Comercial de Somisa y también me costó, pero pude adaptarme. Hoy a los chicos les cuesta más”, explicó.
Para afrontar esa realidad, la facultad ofrece tres instancias anuales de cursos de nivelación: en julio, octubre y febrero. “Son iguales entre sí, pero el de febrero suele ser más intensivo. Los estudiantes de sexto año pueden participar para ver si realmente les gusta. A veces se anotan y después descubren que no les interesa la física. Eso también forma parte del proceso de elección”, dijo.
Avetta remarcó que, más allá de la dificultad inicial, la clave está en la constancia. “No hay carrera imposible. He visto chicos que se frustran por un mal examen, pero si estudian todos los días, se reciben. La ingeniería entrena el pensamiento y abre puertas”.
Ingenieros que se van antes de terminar
La alta demanda laboral también trae consecuencias inesperadas: muchas empresas contratan estudiantes antes de que terminen la carrera, y eso retrasa o frena la obtención del título. “En cuarto o quinto año ya los quieren emplear. Es entendible, porque hay necesidad, pero después eso complica si quieren hacer un posgrado o seguir formándose. Sin el título, no pueden”.
Para revertir esa situación, la UTN implementó el programa Suma Graduados, que busca recuperar a quienes dejaron cerca del final. “Muchos dejaron por trabajo o por temas personales. Los volvemos a convocar y los ayudamos a retomar el tramo final. Es clave que lo terminen”, enfatizó.
En promedio, las carreras de ingeniería duran cinco años, pero el tiempo real de graduación se extiende a siete, por estas razones. “El primer cuatrimestre es el momento con más deserción. Y el final se dilata por el empleo. Hay que trabajar sobre esos dos puntos”.
Datos que reflejan una realidad nacional
Cada año, se gradúan unos 40 ingenieros en la sede local. En total, entre carreras de grado, ciclos complementarios y licenciaturas, se reciben entre 120 y 150 profesionales. Y el crecimiento es sostenido: entre 2023 y 2024 la matrícula creció un 30 %, y entre este año y el próximo se espera una suba del 50 %.
El impacto regional es significativo: un 20 % del alumnado proviene de otras ciudades, como Villa Constitución, Ramallo, Arrecifes, Chivilcoy y Chacabuco, donde la UTN tiene sedes. “Tenemos presencia y compromiso territorial. Esa también es una fortaleza”, valoró Avetta.
En un momento en que solo el 14 % de los alumnos de sexto año de secundaria puede resolver problemas matemáticos con solvencia, el desafío es doble: promover la vocación por la ingeniería y garantizar herramientas reales para que puedan sostenerla.
Una carrera que transforma
“La ingeniería no solo da trabajo: cambia la forma de pensar, de razonar, de vincularse con el mundo. Y hoy, todo está atravesado por la tecnología: desde el periodismo hasta la medicina. Es un campo transversal, que dialoga con todas las disciplinas”, expresó Tomás Avetta, vicedecano de la UTN San Nicolás, quien egresó en el año 2000 como parte de la primera cohorte de Ingeniería Industrial de la institución.
Y cerró con una definición clara para quienes aún dudan si animarse: “Hay demanda, hay oportunidades y hay futuro. Solo hace falta decisión. Nosotros estamos para acompañar”.