
Aunque el sarampión se considera erradicado en Argentina desde el año 2000, la aparición de nuevos casos en distintas zonas del país volvió a encender señales de alarma. La médica infectóloga Daniela Arndt explicó en diálogo con “Es por Acá”, que se trata de una enfermedad “potencialmente mortal, sobre todo en menores de 5 años”, y que su reaparición está vinculada a la baja en las tasas de vacunación.
En San Nicolás no se han registrado contagios, pero las autoridades sanitarias recomiendan no postergar controles y verificar que niñas y niños cuenten con todas las vacunas obligatorias del calendario nacional.
El brote activo comenzó en febrero y ya acumula 34 casos confirmados. La mayoría se concentra en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, especialmente en la Comuna 14 (Palermo), y en municipios del conurbano bonaerense como Quilmes, Florencio Varela, Berazategui, Lanús, Avellaneda y Almirante Brown. También se detectó un caso en San Luis.
“Los casos actuales comenzaron con personas que viajaron a Tailandia, México, Rusia e Inglaterra, y trajeron el virus al país. A partir de allí, empezó a circular localmente”, señaló Arndt. En la mayoría de los contagios, se trató de niñas y niños que “no estaban vacunados o no tenían registros de vacunación”, aunque también se identificaron algunos casos en adultos con esquemas incompletos.
La especialista recordó que “la vacuna no impide el contagio, pero sí previene las formas graves de la enfermedad”. Por este motivo, el Ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires implementó una estrategia de refuerzo: los bebés de entre 6 y 11 meses deben recibir una dosis adicional, además de las que establece el calendario oficial a los 12 meses y a los 5 años.
El sarampión puede provocar neumonías virales, complicaciones hepáticas, disfunción de órganos y fallas respiratorias graves. Arndt explicó que “es un virus que se introduce en todo el cuerpo, especialmente en el sistema respiratorio, y puede generar neumonías que no se tratan con antibióticos. No hay un antiviral específico, por lo que sólo podemos brindar soporte al paciente”.
Consultada sobre las causas del descenso en la cobertura, sostuvo que se trata de un problema “multifactorial”, vinculado tanto a “el relajamiento de muchos padres, influenciados por discursos antivacunas”, como a una “desconfianza generalizada que quedó tras la pandemia”. También advirtió que “falta más información en las escuelas y en las familias. Es clave trabajar con pediatras, docentes y equipos de salud para recuperar la confianza en las vacunas”.