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Pérez Carreto: “El delito se volvió digital y se esconde detrás de una pantalla”

El titular del área de ciberdelitos de la Fiscalía de San Nicolás explicó cómo operan los estafadores virtuales, qué obstáculos enfrenta la investigación y cuáles son las claves para prevenir engaños

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Durante una entrevista en el programa “Es Por Acá”, emitido por FM 102.9 Cosa Cierta La Radio, el doctor Julio Pérez Carreto, responsable del área de ciberdelitos de la Fiscalía de San Nicolás, advirtió sobre el avance sostenido de las estafas digitales y la transformación del delito en entornos virtuales, donde el anonimato favorece la impunidad.

Con base en cifras recientes, se estima que en Argentina se producen alrededor de 18.000 fraudes digitales por día, y una proporción significativa de estos hechos ocurre en la provincia de Buenos Aires, que concentra al 40 % de la población del país. Según detalló Pérez Carreto, desde la pandemia se intensificó el uso de medios digitales y, con ello, los delitos mutaron: “Lo que antes se hacía cara a cara, hoy se realiza desde una pantalla, protegido por el anonimato que otorgan las tecnologías”.

En el ámbito del Departamento Judicial de San Nicolás, que abarca localidades como Ramallo, San Pedro, Arrecifes y Baradero, las estafas presenciales prácticamente han desaparecido. Las denuncias actuales involucran en su mayoría fraudes virtuales, grooming, pornografía infantil o suplantación de identidad.

Aunque muchos casos dejan una huella digital que permite rastrear al responsable, la posibilidad de identificar al autor depende de tres escenarios: uno favorable, donde quedan rastros tecnológicos claros; uno complejo, cuando el delincuente cuenta con altos conocimientos técnicos y recursos para enmascararse; y un tercero, intermedio, en el que las falencias del sistema —como la falta de control sobre líneas telefónicas o direcciones IP— dificultan la trazabilidad. “En Argentina aún se puede contratar un servicio de internet sin que la empresa sepa a quién pertenece realmente esa conexión”, señaló.

Pérez Carreto explicó que el delito digital opera generando confianza, y por eso muchas víctimas siguen cayendo a pesar de las advertencias. A diferencia del peligro físico, que activa reflejos de alerta en el cuerpo, la virtualidad desactiva las defensas naturales. “El ciberdelincuente no aparece con un arma, sino con una oferta atractiva o una identidad falsa que parece confiable. El cerebro no está preparado para detectar ese tipo de amenaza”, advirtió.

Frente a ese contexto, subrayó que la prevención es clave. Entre los consejos principales mencionó:

  • Comprar solo en sitios seguros y reconocidos.

  • Evitar perfiles de redes sociales no verificados o sin referencias externas.

  • Corroborar si el comercio existe realmente y buscar reseñas o denuncias con una simple búsqueda en Google.

  • Consultar con conocidos antes de hacer una operación rápida o tentadora.

“La urgencia es aliada del estafador. Tomarse cinco minutos puede marcar la diferencia entre una compra exitosa y una pérdida importante”, remarcó.

Desde la Fiscalía aseguran que estos delitos dejaron de ser una novedad tecnológica para transformarse en parte de la investigación diaria. El desafío ya no es solo técnico, sino también cultural: reeducar la confianza y aprender a desconfiar primero en los entornos digitales.

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