
La situación en Acindar escala y amenaza con impactar aún más en el tejido laboral de la región. Tras el paro de las empresas contratistas que prestan servicio en la planta de Villa Constitución, ahora los trabajadores propios evalúan iniciar una medida de fuerza ante la negativa de la empresa a pagar los aumentos estipulados en paritarias y la continuidad del ajuste.
La semana pasada, los operarios tercerizados realizaron una huelga de 24 horas reclamando el cumplimiento de pagos y mejoras en las condiciones de trabajo. Las tareas de mantenimiento y reparación de la fábrica quedaron paralizadas durante ese período. Desde la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) confirmaron que el reclamo se mantiene abierto y que, en los próximos días, habrá una nueva reunión de delegados para definir cómo seguir.
Mientras tanto, el conflicto amenaza con extenderse. Según informó el secretario general de la UOM Villa Constitución, Pablo González, el personal de planta —encuadrado en la Rama 21— podría sumarse a las protestas. El gremio denuncia que la empresa no cumple con los aumentos salariales desde junio de 2023, y que la caída en la producción desde el inicio de la gestión presidencial de Javier Milei es “muy crítica”.
Los datos son alarmantes: la producción anual de Acindar cayó de 1.200.000 a 500.000 toneladas, y se registraron alrededor de 200 contratos finalizados entre retiros voluntarios y despidos. En el mismo período, las contratistas desvincularon a 150 operarios. En total, el gremio estima que ya se perdieron 500 puestos de trabajo y advierte que podrían perderse otros 500 empleos más antes de fin de año si la situación no mejora.
Con las paritarias estancadas, el recorte de personal en marcha y una planta que opera muy por debajo de su capacidad, Acindar transita una etapa de fuerte tensión. El malestar sindical crece y todo indica que el conflicto podría escalar en los próximos días si no hay respuestas por parte de la empresa.