
“Vendimos la marca, los locales y toda la parte industrial. Nos quedamos con el predio, que se lo alquilamos a ellos, y nos vamos a dedicar a otra cosa, más vinculada al real estate”, confirmó Videla.
La venta no es casual. En los últimos meses, el empresario venía alertando sobre la profunda crisis del consumo masivo, que obligó a la firma a reconvertirse con locales más chicos, reducción de personal y una oferta más simple: “Pasamos de 200 productos a 70, se acabaron los combos grandes, hoy el cliente te compra dos empanadas y un sándwich”, contaba Videla a fines de junio.
Sinergia de marcas y expansión estratégica
Para Molino Cañuelas, la compra significa sumar una red comercial minorista clave en un contexto de retracción del consumo, pero también ingresar en segmentos donde aún no tenía presencia directa, como el pan lactal o de molde, en el que Costumbres Argentinas ya tiene marca propia, producción para terceros y alta penetración en sus locales.
A su vez, el grupo comandado por la familia Navilli ya operaba con Alla Pala, una cadena de pizzerías que también crece bajo el esquema de franquicias. Pero esta nueva adquisición le permite ampliar el surtido de productos en el canal directo al consumidor, con productos dulces, panes de mesa, empanadas y pastelería, lo que genera una sinergia concreta con la planta de alimentos congelados que tiene Spegazzini, provincia de Buenos Aires.
“Molino Cañuelas tiene una gran fuerza en harinas y panificados, pero le faltaba una propuesta integral. Ahora pueden competir con marcas como Bimbo, y sumar volumen propio en categorías donde hoy mandan los jugadores globales”, explican en el sector alimenticio.
La lógica detrás de la operación es clara: Molino Cañuelas es el mayor procesador de trigo del país, con 20 plantas industriales y marcas líderes como 9 de Oro, Pureza y Mamá Cocina, pero no tenía hasta ahora un canal propio de venta minorista a escala nacional. Costumbres Argentinas, con presencia en más de ocho provincias, le aporta justamente ese eslabón.
Además, el nuevo esquema permite una integración vertical eficiente, donde la materia prima se transforma en producto terminado y llega al consumidor sin intermediarios. Con una red ya montada y un modelo probado de baja inversión, Molino Cañuelas accede a un canal que le puede dar volumen y capilaridad en un contexto donde cada ticket cuenta.
Un paso clave tras el default
La operación también tiene una fuerte lectura financiera. Molino Cañuelas, que en 2021 se presentó en concurso de acreedores con una deuda superior a los u$s1.300 millones, estaría cada vez más cerca de cerrar formalmente su concurso. A diferencia de otras empresas, nunca paralizó sus plantas ni dejó de pagar a proveedores y empleados, lo que le permitió sostener la operación.
La empresa busca ahora dejar atrás su crisis más profunda y marcar una nueva etapa de expansión. La compra de Costumbres Argentinas es una señal clara de ese relanzamiento: el grupo vuelve a invertir, toma posiciones en nuevos segmentos y apuesta a reforzar su presencia en el punto de venta.
Fuente: Con información de Ámbito