Sociedad

Carlos Colombo, el artista que desafía los límites entre lo figurativo y lo no figurativo

Con una trayectoria de más de tres décadas en la docencia y la gestión cultural, Carlos Colombo reflexiona sobre el presente del arte, los desafíos de la creatividad y su propio recorrido entre lo figurativo y lo no figurativo

banner-noticia
banner-noticia

Carlos Colombo, artista y docente por más de 35 años, trabajó especialmente en escuelas privadas y ocupó distintos cargos en el área de arte y cultura del municipio. Actualmente es coordinador del Museo y Archivo Histórico Municipal “Don Gregorio Santiago Chervo”. Desde temprana edad se inclinó por el dibujo y la pintura, en una época en la que aún no existía la carrera de Bellas Artes en la ciudad. Su camino no estuvo exento de conflictos, ya que la educación estaba orientada hacia la escuela técnica y el trabajo en la fábrica. Rompió con ese mandato familiar, terminó la secundaria y dedicó sus estudios a las artes.

Con el tiempo, se convirtió en un insistidor nato, siempre buscando que sus exposiciones generen algo en el observador, con conocimiento pero también con la cuota espiritual necesaria. Junto a su pareja viajó por distintos destinos, lo que le permitió conocer el rumbo del arte en la actualidad, las tendencias futuras y nuevas formas de mostrarlo.

Sobre el presente del arte, fue categórico: “El arte hoy en día es un punto en el cual no existe ningún tipo de acuerdo. Hoy está supeditado al fin de comunicar y muchas veces ese comunicar no tiene ningún tipo de apoyatura. Existen aquellos que practican el arte como un oficio, con técnica, con conocimiento, con historia, y también están aquellos que a través de sus obras buscan comunicar algo artístico pero no hay un desarrollo intelectual que lo avale, simplemente existe un discurso que oficia de negocio o mercado”.

Respecto a su elección por la pintura, sostuvo: “El gesto, la mancha, los colores, las proporciones, las mezclas, los tiempos que lleva la elaboración de una obra son características que me llevan a elegir la pintura. Me identifico con el fresco, con el óleo, porque constantemente pienso en color o textura, sobreponer a lo ya realizado. Existe una idea ahora, otra después, y ese proceso me permite seguir experimentando cada vez más. También en dicho proceso aparece lo no figurativo, dejar la mancha como está y que ella genere la imagen a quien la esté observando”.

Al analizar los factores que atraviesan el arte, Colombo resaltó: “Existen varios factores, empezando por el punto de que una cosa es mirar y otra contemplar. Apelo al público que esté apegado a la contemplación, ya sea desde un conocimiento técnico o una emoción que despierte. La complejidad es lo que diferencia el mirar del contemplar y el público es quien desarrolla su comprensión de la obra. Hay veces que hago una mancha con ese único fin y el público le pone su significado, bienvenido sea ese pensar o sentir, pero también realizo pintura sin tanta complejidad o mensajes profundos. Me di cuenta que hoy en día el público no está contemplando como contemplaba antes, el público se vino abajo y también se vinieron abajo los artistas. No es necesario esforzarse demasiado para lograr algo artístico, ya no existe una profundidad en la búsqueda de ese contemplar y en parte se debe a que la educación también decayó. Por eso en mi etapa docente traté de combatir esa situación”.

En relación con la docencia, afirmó: “Dediqué mucho tiempo de mi vida a desarrollar una oratoria que permitiera al alumno no perder la imaginación tras las innumerables copias de copias que circulan en el ambiente y atentan contra eso. Tener un mundo artístico que te ayude a mejorar tu espacio profesional, ya sea como refugio, como espacio terapéutico o como una herramienta que te ayude en otros ámbitos de tu vida. Considero necesario tener talleres artísticos en las escuelas y desarrollar el espíritu de las personas. Arte y educación deberían ir de la mano”.

Sobre el fracaso y la crítica, expresó: “Convivo con el fracaso constantemente. Hay un concepto de que todo lo que desechas es lo que aparecerá después de manera mejorada, formando parte de un proceso. Vivo desechando hasta llegar a un lugar que me conmueva. Sigo exponiendo y apostando a que mi obra puedan verla de otra manera. Genero conflicto con el público dado que juego con lo figurativo y lo no figurativo. Un año soy una cosa y al otro, otra. Dejé de escuchar y empecé a manejarme con lo que surja”.

Al arte se lo nutre todos los días con lo que se vive, con lo que se siente, con lo que conmueve y con lo que es simple. La complejidad estará supeditada exclusivamente al ojo ajeno que sabrá admirar o no, solo si está en un mismo plano espiritual, emocional o de conocimiento de determinado movimiento artístico. Carlitos es lo que es, producto de toda esa sumatoria de factores con el fin de que las miradas encuentren un significado en su obra o simplemente disfruten de lo expuesto. Contradictorio, conflictivo y difícil, como quizás sean sus obras, pero con lo necesario para generar en la memoria algo que mejore la calidad artística o el andar en este plano con lo que se vive o con lo que se siente, jugando con lo figurativo y lo abstracto. Las puertas se abren con llaves, las mentes con arte y Carlitos, desde hace décadas, es un histórico cerrajero de la ciudad, cuidando inefablemente a los movimientos artísticos.

banner-noticia

Artículos Relacionados

Volver al botón superior
×