
En el marco de las celebraciones por el 31 de diciembre, se recuerda que está prohibido el uso de pirotecnia con estruendo, una práctica que continúa generando consecuencias sanitarias, ambientales y legales, especialmente durante las fiestas de fin de año.
El uso de pirotecnia sonora provoca episodios de estrés agudo, crisis sensoriales y descompensaciones en personas con trastorno del espectro autista, bebés, adultos mayores y personas con afecciones neurológicas. Además, genera reacciones de pánico en animales, con riesgo de fugas, atropellamientos y lesiones.
Ante este escenario, la normativa vigente establece de manera expresa:
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La prohibición de la venta, uso y tenencia de pirotecnia sonora
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La autorización exclusiva de pirotecnia lumínica, sin estruendos
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El decomiso inmediato del material prohibido
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La aplicación de multas y sanciones a quienes incumplan la ordenanza
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La posibilidad de realizar denuncias ante situaciones de uso indebido
El cumplimiento de la normativa es obligatorio y tiene como objetivo prevenir daños evitables, proteger la salud pública y garantizar celebraciones seguras para toda la comunidad.
Más allá de la normativa vigente, la decisión de no utilizar pirotecnia con ruido es también una forma concreta de convivencia. Evitar el estruendo durante la noche del 31 de diciembre permite que las celebraciones no se conviertan en un problema para otras personas y para los animales, y que el inicio del año no esté marcado por situaciones evitables.
La campaña “Más luces, menos ruidos” resume el criterio que rige durante las celebraciones de Fin de Año: festejos sin estruendos, en cumplimiento de la normativa vigente y con énfasis en la prevención.



