Parece mentira pero los tipos se empeñan en seguir destrozando lo que alguna vez fue el glorioso básquet de la Argentina. Creo que si el padre de esta competencia, el inigualable León David Najnudel, se despertara por un ratito de su tumba volvería a meterse enseguida adentro horrorizado de observar la penosa actualidad de la competencia que creó allá por 1984, dejando su vida y salud. La gestión dirigencial desde que asumió el sindicalista Fabián Borro es, a todas luces, nefasta y ha ido tirando para atrás todo lo que alguna vez había sido mejor. Las consecuencias del desastre son una Liga Nacional cada vez más devaluada y la Selección Argentina fuera de las competencias más importantes dirigida por alguien desde Estados Unidos que la conduce cuando quiere… Pensar que a Rubén Magnano, el mejor, no lo llamaron nunca más desde que ganó el oro olimpico, lo ignoraron y le impidieron ser coach part time cuando el sabio cordobés llegó al Varese italiano. En fin.
Pero volvamos a lo nuestro. Este domingo Regatas deberá definir uno de los dos ascensos a la Liga Argentina actuando como local en el gimnasio Luis María Giordano de Defensores de Villa Ramallo y sin público por un fallo exagerado por donde se lo mire. En Neuquén, cuando el equipo de La Ribera venció agónicamente a Pacífico en suplementario con triple de Nicolás Lemme, algunos de los 35 hinchas que viajaron 38 horas en total para verlo, se metieron a celebrar en la cancha para saludar a los jugadores. Lo hicieron antes de que se fueran los árbitros. Y si bien eso está penado en el Código de Transgresiones y Penas, carece del más absoluto sentido común y sucede con frecuencia en cada estadio sin castigo alguno. Además, es una locura impedirle a un equipo que invirtió muchísimo dinero en el certamen y que llegó a las instancias decisivas por mérito propio, poder tener las dos mejores recaudaciones de la temporada que alivien algo el flujo de erogaciones al que te somete la competencia con todos sus requisitos. Regatas pierde en estos dos partidos, contando además los gastos de traslado a Villa Ramallo, ocho millones de pesos. Una cifra depredadora para cualquier economía de un club que encima lucha por subir de categoría.
La sanción fue producto de un informe elaborado en Neuquén por un comisionado técnico que era de Neuquén y la sanción fue dispuesta por el Tribunal de Disciplina que pertenece a la CAB, que está presidida por un hombre de Neuquén. Todo está teñido de sospechas y arbitrariedades por el rol activo de los protagonistas en cuestión y más cuando a Regatas apenas le enviaron un informe dándole apenas 12 horas para responderlo. La apelación preparada por seis abogados nunca fue respondida técnicamente por la organización. Regatas pedía la reducción de la pena a una fecha para poder recibir a El Talar en La Ribera. Se comprometía la dirigencia en la nota enviada a realizar el operativo de seguridad más importante de la historia y a donar el 50% de la recaudación del encuentro a Cáritas. Nada de eso alteró los planes de la CAB, que sólo envió una nota firmada por el presidente del Tribunal de Disciplina (sin nombre y apellido) con generalidades confirmando el severo castigo y reflexiones banales sobre la violencia. Evidentemente estaban esperando a Regatas. Y aquí es un mamarracho que consideren antecedentes de años anteriores cuando en la presente campaña su público no protagonizó hecho de violencia alguno. Ah, Pacífico mirará la definición por Basket Pass aunque les duela.
Para el afuera, el producto que tanto dicen cuidar, tendrá la definición por un ascenso en cancha neutral y sin público. Peor manera de popularizar o comerciar un deporte no existe. Claro, a ellos nada le importa porque tienen Basket Pass, el streaming que sólo sirve con fines recaudatorio para una empresa contratista de Borro y que ha alejado al básquet de la pantalla grande o la ha minimizado hasta el ridículo, exhibiendo partidos de la elite un sábado a la mañana. Esa televización ha desarticulado todos los torneos, jugándose cualquier día y horario sin importarles el caudal de asistencia de los espectadores para beneficio de los clubes. Antes el Federal se jugaba viernes o sábados la fase regular y viernes y domingos los playoffs. Ahora te toca lunes a las 22 horas, martes o cualquier día priorizando el streaming que a los equipos sólo les cuesta dinero ya que no reciben un peso de la organización.
La Liga Federal es la tercera competencia del básquet argentino. Hace unos años se disputaba con 7 fichas mayores y lo jugaban apenas 40 equipos durante 10 meses, siendo su nivel muy superior al actual con apenas 4 mayores (discriminando las posibilidades laborales de cientos de basquetbolistas) y con más de 100 clubes participantes. Inventaron el Prefederal para hacer desaparecer a los atractivos torneos provinciales sólo con el fin engrosar la caja que implica mantener esa maquinaria durante el año entero sin pensar jamás en la asfixiante realidad económica de los clubes. Un Prefederal donde si no clasificás, te invitan igual al Federal. En estos torneos además te ponen multas por cualquier pavada sólo para recaudar. O son capaces de clausurarte la cancha por entrar a festejar un triple. La violencia debe combatirse de otra manera, señores iluminados.
La idea de achicamiento de fichas mayores tenía como fin tener dos certámenes fuertes (Liga A y Liga Argentina) y un Federal que sirva como semillero. Tienen un problema: la Liga Argentina no resulta rentable (ya se bajaron 4 equipos para la 24/25), los presupuestos salariales son similares al Federal (la diferencia está en los viajes) y exceptuando la presencia de Atenas de Córdoba que ascendió y ya no estará, resulta poco atractiva para el común de la gente. Ya anunciaron que será reestructurada con Apertura y Clausura y más para la próxima temporada.
León Najnudel, el hombre más importante en la historia del básquet argentino, también sostenía que no hacía falta inventar nada porque ya estaba inventado el sistema de competencia. Por eso, la Liga Nacional emuló en su origen a la ACB española. Con su inmensa lucidez, el Ruso Najnudel creía que había que jugar los fines de semana y de noche, para no competir con la popularidad del fútbol. 40 años después y desde hace tiempo la CAB cambia y cambia sistemas, inventa sólo con el fin de engrosar más y más su caja recaudatoria sin ningún resultado favorable a la vista y con un básquet argentino en franca decadencia tanto en su competencia interna como en ese reflejo que es la Selección. Y esto sucede porque somos testigos de una gestión tan delirante como suicida en la cual los propios dirigentes que conducen al básquet argentino son los que, con sus decisiones, lo balean permanentemente a sus pies. Una verdadera tragedia para este deporte electrizante como ninguno.
Fuente: Por Ignacio Arámburu (de la Redacción de COSA CIERTA)