Opinión

Las peleas del poder

Pese que a que Milei los odia, su Gobierno está plagado de conflictos internos

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Javier Milei rehúye a la rosca política en general y odia la comidilla interna. Desde el día uno le transmitió a su equipo que no quería desconfianzas cruzadas, ni operaciones en el gabinete. Su intención siempre fue que el Gobierno se mostrara como un bloque sólido que empujara la agenda ultraliberal sin fisuras.

Sin embargo, a casi ocho meses de gestión, en el equipo oficial florecieron las tensiones entre funcionarios. Además de los cortocircuitos que se perciben entre la mesa chica presidencial –integrada por Karina Milei y Santiago Caputo- y algunos ministros puntuales, ahora se sumaron los primeros ruidos entre las figuras más poderosas del elenco libertario.

En el Gobierno hoy no hay bandos enfrentados. Es un escenario distinto al de la campaña del 2023, cuando sí había dos grupos con peso específico: el que comandaba Karina con el armador político Carlos Kikuchi (que terminó peleado con los hermanos Milei cuando ellos decidieron acercarse a Mauricio Macri) y el que encarnaban los legisladores porteños Ramiro Marra y Eugenio Casielles con parte de los equipos de comunicación. Pero con la llegada a la Casa Rosada, la hermana del Presidente, “El Jefe”, terminó de imponer su poder. Y Marra, que había sido coprotagonista de la carrera libertaria, quedó completamente afuera del Gobierno.

Probablemente el aporte más significativo que hizo Marra fue que, al inicio de la aventura política, él presentó a Milei con su amigo del colegio, Santiago Caputo, un estratega político que había dado sus primeros pasos con Jaime Durán Barba. Caputo comenzó como un consejero de los hermanos Milei pero poco a poco fue ganando su confianza. El éxito en las urnas unió más al trío. Y, de gurú, Caputo pasó a ser el “arquitecto” de la victoria. La noche del ballotage, Milei le dedicó su triunfo a él y a Karina.

Ya en la Casa Rosada, Caputo se convirtió en un asesor todoterreno, cada vez más influyente. Hoy el “triángulo de hierro” que Milei integra con su hermana y con el estratega tiene el control sobre casi todas las áreas del Gobierno. La única ministra que tuvo autonomía para elegir sus equipos y diseñar su cartera fue Sandra Pettovello (Capital Humano). Amiga íntima de Milei, siempre fue una primus inter pares dentro del gabinete por la relación de confianza con el jefe de Estado y por la cantidad de áreas que maneja en su ministerio.

Pero todo este diseño en el poder hoy genera conflictos en varios planos. Por un lado están las tensiones entre la mesa chica presidencial y algunos ministros. Karina Milei y Santiago Caputo tienen injerencia directa en carteras puntuales: la secretaria General de la Presidencia incide cada vez más en la agenda de la canciller Diana Mondino; mientras que el estratega tiene total influencia en el Ministerio de Justicia, a cargo de Mariano Cúneo Libarona.

El segundo frente es el que está abierto entre la Casa Rosada y la vicepresidenta, Victoria Villarruel. La vice tiene un conflicto de larga data con Karina Milei, pero con el inicio de la gestión también sumó la desaprobación de Santiago Caputo. El mes pasado, la escena mostró una novedad: Villarruel fue criticada públicamente por el propio Milei en el medio del affaire con Francia. Desde entonces, el Presidente y su vice están sin hablarse. Y si bien podría no tratarse de un quiebre definitivo, lo cierto es que la tensión está agravada por el factor institucional. Como muchos de sus antecesores, este Gobierno también tiene un conflicto en el binomio presidencial.

El otro aspecto novedoso en el oficialismo es que se empezó a visibilizar una tensión entre las figuras más cercanas al Presidente, las del primer anillo. Pettovello está fuertemente enfrentada con Santiago Caputo y el conflicto devino en indisimulable. Más sutil, en cambio, es el ruido que se comenzó a percibir entre Karina Milei y el asesor presidencial. Si bien no tuvieron una pelea ni están en conflicto, en el karinismo deslizan que la hermana del jefe de Estado comenzó a “levantar las antenas” para seguir de cerca los movimientos de Caputo.

Karina Milei desconfía de Villarruel desde la campaña. En recorridas proselitistas, la hermana del Presidente le hizo zancadillas a la compañera de fórmula y la por entonces candidata a vicepresidenta encabezaba actividades propias con una estética distinta a la del “león”. Ya en el poder, la secretaria General siempre sospechó de la ambición de poder de la vice y la mantuvo al margen del primer anillo presidencial. Villarruel quiso tener una oficina cerca de Milei. Pero nunca pudo integrarse a la mesa chica del Presidente. Desde entonces, en cada evento oficial organizado por Karina Milei asoman los conflictos vinculados al lugar de Villarruel en la puesta en escena y en las fotos institucionales.

Como Karina, Santiago Caputo también desconfía de los movimientos de Villarruel en el Senado. Lo irritó especialmente que esa cámara rechazara el decreto de necesidad y urgencia (DNU) 70/2023 y por eso apuntó a ella con un juego de palabras en un comunicado la “Oficina del Presidente”. Allí cuestionó a quienes pretenden “anotarse victorias de corto plazo”. El estratega cree que Villarruel prioriza la vida institucional de la Cámara alta y su construcción política en lugar de responder a las necesidades de Casa Rosada. Y desconfía de los gestos de la vice con Pro, sobre todo a la hora de definir lugares en las comisiones del Congreso.

Fuente: Por Maia Jastreblansky (para La Nación)

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