
El nacimiento de esta profesión en su vida ocurre como un deseo de cambio. Sobre esto, cuenta: “Nace desde muy joven. Siempre fui muy delgada, siempre sufrí con mi cuerpo, por así decirlo, no me gustaba. Entonces decidí comenzar a entrenar, en esa época generalmente con deportes extremos que me consumían más de lo que necesitaba, no logrando así el equilibrio que quería con mi cuerpo. Empecé tomando diferentes clases de actividades físicas en Rosario, tomando lo mejor de cada una de ellas, armando de esa forma el entrenamiento que ya existía como GAP (glúteos, abdomen y piernas) pero de manera intensiva. En un principio, mi idea era trabajar de esteticista y auxiliar en kinesiología, pero al ver la imposibilidad de comprar los equipos para ejercerla, busqué otro rumbo. Fui absorbida por el mundo fitness y me enamoré de eso”.
Acerca de si considera su actividad una pasión o un trabajo, responde: “Son las dos cosas. He trabajado en esto en varias ocasiones sin fin de lucro y eso no podría ocurrir sin pasión por lo que haces. Me apasiona dar clases; también me nutro de la energía de quienes participan en ellas. Soy selectiva con quienes participan en mis clases, priorizo la armonía del grupo. La mala vibra o energía es algo que no permito ni comparto. No se trata de hacer una actividad física para tener un cuerpo hermoso, sino de demostrar, a través del ejercicio, la importancia de nuestra mente a la hora de encarar la vida y entender que tenés que dedicarte tiempo”.
A la hora de encarar su trabajo, se destaca el factor humano. Sobre ello, explica: “Me cuesta mucho separar la actividad de lo personal. He hecho amigas en este espacio con el transcurrir de los años. Al tener grupos limitados en cantidad, podés destinarle tu tiempo a saber qué le pasa a cada mujer que participa. Las ausencias, el malestar que traen de afuera, un problema serio, de todo me doy cuenta. En mis clases no sos una más, sino una persona con la cual me complemento en un ambiente armónico”.
Acerca de fomentar ámbitos saludables y favorecer la salud, comenta: “Las obligo a que hagan algo que les haga bien fuera de mis clases: salgan a caminar, solucionen problemas con familiares en vida. Muchas chicas se quedan después de las clases a charlar, buscando una opinión distinta sobre determinada cuestión. Siempre desde el lado de la empatía y tratando de ayudar de la mejor manera posible”.
Sobre el poder de la mirada ajena, reflexiona: “La sociedad es cruel, es cruda. La sufrí bastante de chica: el bullying, los comentarios sobre mi peso, mi vestimenta, incluso opinaban hasta de mi sexualidad. Lo que me dolía era no encontrarle la vuelta a mi delgadez. Además, los talles de la ropa no favorecían mi estado de ánimo, dado que no eran los correctos. Ese es un problema que ocurre hoy en día también. La mirada sobre mí, sumada al ‘castigo’ de la gente, hizo que entrenara. Al principio, comenzaba con un entrenamiento y lo dejaba al mes o a los meses porque no me gustaban los resultados. Hasta que luego de un proceso de 10 años armé el entrenamiento que me gusta, y todo cambió para bien. Espero contagiar ese pensamiento y esas ganas. La sociedad plantea un estereotipo que no existe, y eso promociona riesgos para la salud de diferentes maneras por un cuerpo que no es real. Nadie puede juzgarte sin saber quién sos y lo que arrastrás en tu vida, sin saber lo que viviste”.
Acerca de sus proyectos a futuro, detalla: “Pienso seguir con estas actividades y empezar a organizarme para lograr dos objetivos que me encantan. Uno es el diseño de indumentaria respetando la ley de talles y los diferentes perfiles de la oferta y demanda. Y por otro, armar una organización sin fin de lucro en contra del maltrato animal y a favor de los perros de la calle. Amo los animales y me encantaría poder colaborar con esa causa de una manera mucho más fuerte. De hecho, en el local donde doy clases hay un pequeño lugar para los animales de la calle donde tienen agua y un poco de alimento”.
El trabajo y la pasión pueden ser caminos distintos, pero ninguno existiría sin una claridad en la acción que desarrolle dicho proceso. Crear un espacio con armonía, donde en este caso las mujeres se sientan apoyadas en diferentes aspectos, resulta revolucionario en la actualidad. La llama del bienestar, el amor propio y el crecimiento de la autoestima, así como la relación con uno mismo o con el otro, están a salvo mientras la sirena de aguas claras siga emitiendo con esa energía la “orden” de hacerse valer en todos los aspectos de la vida, con tus tiempos, tus vínculos, tus buenos días y los malos, sin permitir el juzgamiento de quien no te conoce.
Preguntacionario XPRES
- Si el GAP fuese una comida, ¿cuál sería?
– Asado a la parrilla, porque me encanta. - ¿Una canción que defina tu vida?
– Don’t Stop Me Now de Queen. - ¿Serie, película, libro, disco para recomendar?
– Milagros Inesperados. - Aimèe Vallorani es…
– Intensa.