Era una tarde húmeda en Rosario y en la calle Perdriel al 2000 se podían distinguir los colores de los postes de luz que marcaban la división entre los seguidores de Central y de Newell’s. Un nene de tan solo cuatro años jugaba con la pelota y mostraba destrezas que ya dejaban entrever su talento natural. Así fueron los primeros pasos en el fútbol de Ángel Di María, según relató su primer entrenador, Rubén Tomé.
Mientras volvía a su casa en bicicleta, Tomé vio por primera vez a ese nene que con los años se convertiría en una gran estrella. “Estaba la abuela afuera y le pregunté si su nieto jugaba al fútbol”, recordó el referente del Club Atlético El Torito, una reconocida entidad barrial de Rosario. La respuesta fue una advertencia, pero con un tono de humor: “Vas a renegar mucho con este”.
Luego, Rubén habló con Diana, la mamá de Ángel, y le preguntó si lo podía llevar al club, a lo que ella le respondió con un sí. “Él fue mi primer jugador en el Torito: era categoría 88′, pero no mostraba su DNI y jugaba con los más grandes”, recordó el formador.
De ayudar a su papá a armar las bolsas de carbón a comenzar a entrenar en El Torito
La casa de Di María estaba ubicada en el barrio Alberdi de la zona oeste de Rosario, que comúnmente se la conoce como La Esperanza o El Churrasco, y quedaba a cinco cuadras del club Torito.
“Lo empezamos a conocer al Flaco (Di María) en la canchita. Inflábamos tres o cuatro pelotas que teníamos y esperábamos que vinieran los que iban a ser sus compañeritos de práctica. Fue hermosa esa categoría 88”, detalló Rubén.
Fideo llegaba con las manos sucias y las piernas manchadas de negro porque el papá tenía una carbonería: “Lo ayudaba a llenar las bolsitas de carbón. Las cerraba y su papá luego salía a repartirlas. Venía de una familia muy humilde y trabajadora”.
Angelito adquirió el apodo de Fideo por lo flaquito que era: “Le compramos un juego de medias y se las teníamos que atar con elásticos o piolines porque se les caían”.
“Armamos un equipazo. La mayoría eran nenes que encontrábamos en la calle, por eso en las primeras seis fechas jugamos solo con siete chicos, con lo justo. Había uno que le decían el Pipi: iba al arco y andaba descalzo. Le conseguimos los botines y no quería ponérselos. Se los sacaba y jugaba los partidos descalzo. Los otros chicos se reían y el Angelito estaba entre ellos”, relató Tomé.
En cada partido con la camiseta de El Torito, Di María demostraba toda la destreza futbolística que había heredado de su padre, que había jugado en Central Córdoba y al que una lesión le truncó la carrera.
“Se quedaban todos a ver a esa categoría porque lo que mostraban esos chicos eran maravilloso. Hasta llegaron a relatar los partidos en la radio. Esa 88′ fue terrible: salió campeona, superando a Central y a Newell’s en las posiciones”, recordó el DT.
Cómo jugaba Ángel Di María en El Torito: “Tiene una marca registrada”
En la canchita del club El Torito, Di María se cansó de hacer goles: de zurda y hasta olímpicos. “Fue emocionante verlo jugar ahí. El Flaco iba a entrenar calladito, asistía a sus compañeros y metía dos o tres goles por partido. Y hasta le tocaba practicar con chicos más grandes a los que también les ganaba”.
En el Torito, Ángel siempre jugó arriba. En algunos partidos complicados, por ejemplo contra Central o Newell’s, “se tiraba solo en el medio y ayudaba a sus compañeros a defender”. Así lo describió su entrenador: “Le gustaba jugar por derecha y pegarle con la zurda por arriba del arquero. Esa era su marca registrada o sino también el intento de gol olímpico”.
En aquellos tiempos, si al descanso un equipo tenía una ventaja de seis goles antes de los 15 minutos, el partido se terminaba. “Le decíamos al Flaco que no hiciera tantos, que se guardara algunos para el segundo tiempo porque sino jugábamos solo 15 minutos”.
El entrenador recordó, además, un partido contra Central en el que Ángel y otros chicos no querían ganar por ser hinchas del Canalla: “Cuando terminó el primer tiempo les hablé en el vestuario. ‘Ángel me extraña’, le dije y el Flaquito se hacía el zonzo. Luego de esa charla, salió a jugar la segunda mitad y metió cuatro goles”.
“La maldita puerta de alambre”
Di María jugó casi dos años en El Torito. Después de un torneo grande en la cancha de Central Córdoba en el que salieron campeones, llegó el día que Rubén Tomé jamás olvidará: “Viene el papá de Angelito y me dice que tiene una mala noticia para mí”.
”En la entrada a la cancha de 7 todavía está la puerta de alambre que yo le abría a Angelito para demostrar su destreza. En ese lugar me dijeron que se lo iban a llevar a Central a cambio de diez pelotas. Al club le venían muy bien, pero nunca llegaron. Yo digo que es ‘la puerta maldita’”, cuenta el entrenador.
El sueño de volver a encontrarse con Fideo
Cuando Di María se fue de El Torito, el equipo se desarmó: la gran mayoría de los jugadores se fueron a Central. Sin embargo, el recuerdo que guarda el DT es para toda la vida: “Un día nos enteramos de que Ángel debutaba como titular en la primera del Canalla y me llena de orgullo haberlo visto de chiquito. Todo este tiempo sufrí a la par de él sin que se diera cuenta: cuando se lastimaba, cuando se puso en duda su continuidad (en la Selección)”.
Recientemente, mientras acompañaba a su esposa al médico, el DT se encontró con la mamá del Fideo: “Le pregunté si se acordaba de mí. Me dijo que sí y me contó que todavía guarda el primer trofeo del Angelito que yo le entregué, con su base de madera. Ahí me largué a llorar”.
Rubén sueña con el día en que Di María vuelva no solo a Rosario, sino a su querido club de barrio, El Torito. “Espero encontrarlo y darle un abrazo. No creo que se acuerde bien, pero nunca pierdo la fe de poder verlo”, compartió con nostalgia.
“Quiero decirle gracias por haber formado parte de mi vida. No quiero ningún regalo, solo un abrazo y decirle lo mucho que lo quiero y lo feliz que me hizo. Con eso me alcanza y me sobra”, sostuvo.
“Di María se va a retirar en Central”
El futuro de Fideo es una incógnita. Por el momento, todo indica que seguirá en Portugal. Sin embargo, Rubén asegura que no faltará mucho para volver a verlo con los colores de Rosario Central.
“Nosotros sabemos por parte de la familia y amigos que él va a retirarse en Central. Viene un año y después no sé qué va a hacer. En mi equipo seguro que juega”, señaló el primer entrenador del Fideo, que sigue trabajando en El Torito, donde dirige las categorías 2010 y 2011, y acompaña a su esposa, que está en la comisión directiva.
Fuente: Con información de TN