La propuesta era que las Naciones Unidas reconozca la necesidad de proteger el derecho de los pueblos originarios a dar su consentimiento libre, previo e informado en decisiones que afecten sus territorios y recursos naturales.
Pero Argentina dejó por demás en claro su postura en contra de la resolución, en lo que fue la primera votación en las Naciones Unidas de la cual participó el canciller Gerardo Werthein, hombre de confianza del presidente Javier Milei.
Al contrario de como le ocurría con Diana Mondino, a quien terminó pidiéndole la renuncia por apoyar el fin del embargo de Estados Unidos a Cuba, Javier Milei fue capaz de dejar la cuestión en manos del actual titular del Palacio San Martín y en vez viajó a intentar verse con el presidente electo Donald Trummp, de quien es admirador confeso.
De hecho, en el final de la administración del demócrata Joe Biden incluso Estados Unidos votó a favor de la resolución tratada este lunes en la Asamblea General de las Naciones Unidas, como así lo hicieron otras 168 delegaciones, incluidas las impulsoras.
Si bien el resultado de la votación es no vinculante (así que no debería afectar la política interna de ninguno de los países que la apoyaron) se trata de un gesto diplomático del cual la Argentina -con Javier Milei a la cabeza- no tuvo interés en participar.