
Desde el cuartel de Bomberos de San Nicolás, en diálogo con Cosa Cierta, explicaron cuáles son las principales medidas de seguridad que deben tomarse en los hogares ante el descenso de temperatura, cuando aumenta el uso de estufas, braseros y otros métodos de calefacción.
Advirtieron que estos artefactos pueden provocar intoxicaciones. “Las calefacciones más comunes —por una cuestión de costos— son las pantallas que se conectan a las garrafas. Si la llama cambia de color, significa que la combustión es incompleta y genera monóxido de carbono, que se libera dentro de la vivienda. Para un correcto funcionamiento, es necesario limpiar los picos y las válvulas”, señalaron.
Otro de los aspectos sobre los que se hace foco es el de las conexiones clandestinas. “En la ciudad las hemos detectado. Muchas veces hacen una conexión con una manguera que no corresponde y fabrican un circuito casero para transportar gas de un calefactor a otro”, explicaron.
“Nos ha pasado que fuimos a una vivienda y encontramos a una persona fallecida por inhalación de monóxido de carbono. En el lugar detectamos una salida desde donde se desprendían cinco mangueras más que iban a cada ambiente de la casa y se conectaban a una pantalla. Generaba mucho dióxido y monóxido de carbono, y todos los gases de combustión quedaban liberados dentro de la casa”, relataron desde el cuartel.
Con respecto a los incendios, explicaron que muchas veces se pone ropa a secar sobre o delante del sistema de calefacción, sobre todo en las pantallas, que son las más peligrosas por su radiación directa. También se colocan prendas sobre los calefactores. Estadísticamente, esta es una de las principales causas de incendio, aunque los sistemas de calefacción clandestinos son la más frecuente.
Además, señalaron que el uso de estufas a vela representa otra de las causas principales. En ese sentido, remarcaron que para tener este sistema de calefacción, la red eléctrica debe ser adecuada y la vivienda debe contar con una llave disyuntora, que interrumpa la corriente ante un cortocircuito o sobrecalentamiento.
También se advirtió sobre el uso de chimeneas. “Respecto a los braseros, el problema es que las chimeneas no están aisladas del techo. La mayoría de los incendios se produce porque, al no limpiarse, el hollín se acumula, impide la liberación de gases no combustibles y se adhiere a las paredes”, precisaron.
El uso de este tipo de calefacción representa un riesgo adicional porque el gas resultante de la combustión no tiene olor ni color, por lo que no genera una señal de alarma.
Para prevenir, lo fundamental es evitar la concentración de ese gas en los ambientes. Se recomienda ventilar la vivienda abriendo una ventana o una puerta para permitir la circulación de aire.
Además, se aconseja usar solo artefactos eléctricos certificados, que garantizan que el equipo no sufrirá incidentes. En cambio, si un aparato no tiene certificación, no puede asegurarse que no provoque un cortocircuito.
También se recomienda revisar al menos una vez al año los artefactos de combustión del hogar con un gasista matriculado, preferentemente antes del invierno. Es importante verificar que la llama del gas sea de color azul; si es amarilla o anaranjada, puede haber presencia de monóxido de carbono. Asimismo, se deben limpiar con regularidad las hornallas para evitar que restos de alimentos obstruyan los quemadores y generen una mala combustión.