
Desde que a los 10 años se animó a jugar con unas amigas, el hockey se transformó en un verdadero refugio para Brisa Giannetti. Hoy, con la camiseta de Regatas, acaba de consagrarse campeona invicta del Regional de Clubes NEA D. Desde su puesto como defensora central, fue figura y sorprendió como goleadora del torneo, convirtiéndose en una de las piezas clave del equipo.“Es mi lugar seguro”, confiesa con un fuerte sentido de pertenencia por el club que la vio crecer.
El primer recuerdo fuerte que guarda del hockey es un campeonato con la Sub-14, que le marcó el camino. A lo largo de los años, distintos entrenadores la ayudaron a crecer, pero destaca especialmente a Carlos “Tatu” Loughlin: “Me dio herramientas técnicas y tácticas, pero también valores que me formaron como jugadora y como persona”, explica.
Al hablar de Regatas, no duda: “Es mi familia”. Para ella, el club ocupa un lugar central en su vida. “Pasé por muchas etapas y cada persona que conocí me dejó una enseñanza”.
Además, Brisa integró la Selección del Litoral en el Campeonato Argentino de Mayores, una experiencia que estima profundamente. “Aprendí a ser paciente y a acompañar desde donde me tocaba, sea dentro o fuera de la cancha”, cuenta.“En esos torneos una se forma de verdad, conviviendo con jugadoras de gran nivel”.
Sobre el Regional recién conquistado, Giannetti destaca la unión del grupo y la energía colectiva. “Fue una motivación enorme. Cumplimos el objetivo y eso suma mucho a nivel equipo”, dice con el pecho inflado. En el torneo fue figura y goleadora, algo que la emocionó: “Siento reflejado todo el esfuerzo y la pasión que le pongo a cada entrenamiento, cada partido. Es lindo que eso tenga su recompensa”.
En cuanto al nivel del certamen, reconoce que había buenas individualidades en otros equipos, pero considera que Regatas marcó la diferencia con un plantel equilibrado y comprometido. También valoró el regreso del clásico con Somisa: “Fue adrenalínico. Lo tomo como cualquier partido, pero obvio tiene su plus”.
A pesar de no tener cábalas, Brisa reconoce que cada partido es una nueva oportunidad para crecer. También ve con buenos ojos el presente del hockey en San Nicolás, aunque es crítica con la falta de reconocimiento: “No se puede vivir del hockey en Argentina. Lo hacemos por pasión. Socialmente todavía no se le da el valor que merece”.
Cuando se le pregunta si le queda algún sueño pendiente en Regatas, Brisa no titubea: “Todo lo que viví ya es un sueño”, dice con una sonrisa que resume años de esfuerzo y amor por la azul-naranja. En modo de cierre, agregó: “Invitamos a todas las niñas, niños, adolescentes y adultos a que vengan a disfrutar de este hermoso deporte en el club”.