
Javier Milei y los programas sociales
Desde la llegada de la administración libertaria a la Casa Rosada, la relación entre el Gobierno y la Iglesia atravesó momentos de fricción de variada intensidad. Tres conflictos concentran los reclamos: la interrupción en la entrega de alimentos a comedores, el desfinanciamiento del Fondo de Integración Socio Urbana (FISU) y el freno a los programas de prevención de adicciones.
En este último frente, Cáritas acompaña a unas 10.000 personas en 250 centros barriales distribuidos en todo el país. La reducción del apoyo estatal amenaza con desarticular esta tarea.
“La caridad organizada necesita coordinación con el Estado. Si esta articulación se corta, el daño es inmediato”, advirtió una fuente de la organización.
El Ministerio de Capital Humano se mantiene en silencio y no opina públicamente sobre estos reclamos de la Iglesia, mientras que voceros eclesiásticos confirmaron que persisten los contactos informales con personal de segunda línea de la cartera a cargo de Sandra Pettovello.
Cáritas en cifras: fondos y programas
Según el Rinde Cuentas 2024, Cáritas Argentina aplicó más de $ 10.778 millones en programas de asistencia y desarrollo humano integral.
Los fondos se distribuyeron en las 67 diócesis en que está organizada la Iglesia en el país y se volcaron a áreas como educación, trabajo, seguridad alimentaria, autoconstrucción de viviendas y respuesta a emergencias climáticas.
- Más de 40.000 voluntarios participaron de las acciones en todo el territorio. El plan Emaús, uno de los pilares educativos, acompañó a unas 30.000 personas.
- En materia de asistencia alimentaria, se brindó ayuda en 900 barrios vulnerables. También se ejecutaron 15 proyectos de emergencia en 11 provincias.
“Esta es una maquinaria que funciona con poco y hace mucho”, resume una vocera de la organización, que este fin de semana realiza su Colecta Anual con el lema “Sigamos organizando la esperanza”.
Bahía Blanca: respuestas y desafíos
La catástrofe de Bahía Blanca activó una operación humanitaria sin precedentes para Cáritas. En apenas dos semanas, movilizó a más de 500 voluntarios, distribuyó 10.240 kits de alimentos e higiene y recaudó más de 1.036 millones de pesos, fondos que ya fueron repartidos.
El plan incluye reacondicionamiento de viviendas, microcréditos, asistencia a emprendimientos, bancos de herramientas y apoyo logístico. Se estima que las acciones beneficiarán a más de 15.000 familias.
“Aunque el agua bajó, la reconstrucción recién empieza”, dijeron fuentes de la arquidiócesis.
El mensaje: justicia social y organización
“La caridad no es solo dar, sino organizar”, repite Álvarez, en línea con el pensamiento social del fallecido papa Francisco.
Frente al ajuste del gasto público y el repliegue del Estado, la Iglesia redobla su apuesta comunitaria, pero advierte que el esfuerzo solidario tiene un límite.
“La pobreza no se combate sólo con buena voluntad. Se necesita justicia estructural”, concluye el obispo. En tiempos de crisis, Cáritas se mueve en esa tensión entre el bálsamo inmediato y la demanda de transformaciones duraderas.
Fuente: Con información de Letra P