
La creencia de que la nariz y las orejas continúan creciendo con la edad es un mito ampliamente difundido pero incorrecto desde el punto de vista médico. Según expertos, estos cambios en la apariencia se deben a la pérdida de elasticidad de la piel, la flacidez del cartílago y la acción de la gravedad, más que a un crecimiento real.
En el caso de las orejas, el cartílago puede engrosarse y la piel volverse más flácida, generando una apariencia alargada. En la nariz, la pérdida de colágeno y la debilidad del tejido de soporte pueden hacer que se vea más caída o prominente.
Otros cambios comunes con el envejecimiento incluyen alteraciones en la piel, el cabello, las uñas, la distribución de la grasa corporal y la densidad ósea. Sin embargo, estos procesos no implican un crecimiento como tal, sino transformaciones estructurales naturales con el paso del tiempo.
Comprender estas diferencias ayuda a desmitificar ideas erróneas sobre el envejecimiento y promueve una visión más informada y realista del cuerpo humano a lo largo de los años.