No hubo ninguno mejor que el otro. Se hablará del campeón y sus virtudes porque los campeones jamás se discuten, sino que se reconocen. Y Defensores mereció el título. Tanto como Regatas, porque también es un estricto acto de justicia señalar que fue un gran subcampeón. La definición por penales que marca la cruel división entre la gloria o Devoto no debe tapar que vivimos una final tan pareja como pocas veces visto.
Cuando ambos equipos llegaron a la definición, Germán Albornoz, con su habitual lucidez para observar y analizar este deporte, dijo en el Súper Sport Nicoleño que “los dos juegan iguales. Orden, equilibrio y poco en la faz ofensiva. Si alguno no cambia o intenta algo diferente, las dos finales terminan 0-0 y se define por penales”. Y así fue.
En los 97 minutos que se jugaron en ayer en el Prado, ninguno de los dos se animó a romper el molde de lo establecido. Defe tuvo la más clara que salvó Ferrari en el arco y Regatas no pateó al arco de Visgarra en toda la tarde. Y en Villa Ramallo hubo algunas llegadas más pero muy poco tocaron la pelota ambos arqueros. Un poco gracias a dos sólidas defensas pero otra parte por ataques sumamente improductivos.
Y en los penales, en ese momento tan psicológico para los futbolistas, pibes de apenas 19 años granates patearon como los Dioses mientras que los más experimentados de la Ribera los ejecutaron muy mal. Por eso, la visita dio la vuelta olímpica. Porque en los penales fue superior al rival.
Si hablamos de números lo de Defe y su entrenador Gabriel Pieralisi es brillante. En el Prado, donde Regatas sigue sin ser campeón, obtuvo su campeonato 21 y dejó por primera vez en la historia debajo a La Emilia con 20. Gabriel Pieralisi, entrenador y padre de la criatura, logró su tercer torneo y en todas las finales venció a Regatas. Sexta corona para Rafael Domenech, el símbolo. Primera para el mejor de la cancha Fabricio Zaupa y para casi todos los que integraron este equipo. A Pieralisi, Joaquín Itirreria (coach del Feferal A) le avisaba los jueves sobre los jugadores con los que podía contar. Y Gabri siempre se las arregló para luchar hasta ser campeón.
El amargo sabor de la derrota no debe borrar todo lo bueno que hizo Regatas en el Apertura. Primero cambiando su política deportiva y sumando refuerzos de jerarquía. Después porque con tantas limitaciones de lesiones, el equipo jugó en muy buen nivel, terminando invicto en la Liguilla y como el equipo que menos perdió, aunque los datos no sirvan de consuelo. Hubo actuaciones difíciles de olvidar, como la de Sebastián González ayer, quien con máscara cubriéndose el tabique quebrado y todo fue la figura de su equipo. En la final no tuvo peso ofensivo para soñar con la victoria.
Ganó Defensores y el fútbol tiene a su nuevo rey, el Elefante de Villa Ramallo. Se fue un Apertura inolvidable, pero no hay descanso y la semana próxima ya arranca el Clausura.
Defe debe festejarlo como se merece este momento y ede celebrarlo a plenitud. Regatas, entender que el camino ha sido el correcto.
Fuente: Por Ignacio Arámburu