Un derrame de residuos orgánicos en el frigorífico ArreBeef, ubicado en Pérez Millán, encendió nuevas alarmas por el impacto sanitario y ambiental que provoca la actividad industrial en la zona. El hecho ocurrió el miércoles 7 de agosto por la madrugada, cuando una mezcla de agua, grasa y sangre animal comenzó a filtrarse desde las cunetas internas de la planta y se escurrió hacia la vía pública.
El episodio se produjo mientras el turno de faena ya estaba en funcionamiento, y obligó a interrumpir la actividad a las pocas horas. Para ese momento, el líquido contaminante ya había alcanzado más de 100 metros de calle, con un olor penetrante que agravó el malestar entre los vecinos.
Según fuentes técnicas, la causa fue una obstrucción en una cañería soterrada que transporta los efluentes hacia los piletones de tratamiento, ubicados a unos 2.000 metros del casco urbano. La extensión de la red afectada, estimada entre 1.500 y 3.000 metros, dificultó las tareas de reparación, que incluyeron maquinaria pesada y camiones atmosféricos, aunque no lograron contener el desborde durante varias horas.
La disposición del terreno en el sector norte del pueblo, con pendiente hacia la zona urbana, favoreció el desplazamiento de los residuos líquidos por calles y desagües, lo que profundizó la preocupación ambiental. La planta suspendió la faena, pero continuó con otras tareas internas mientras intenta normalizar la operativa.
El incidente volvió a poner en foco la falta de infraestructura adecuada y la ausencia de un sistema de drenaje efectivo, dos factores que los habitantes de Pérez Millán vienen señalando como parte de un deterioro ambiental sostenido. La comunidad exige controles más estrictos y acciones concretas para evitar nuevos episodios contaminante
