Sociedad

Día de las Bibliotecas Populares: leer como un acto de libertad

Cada 23 de septiembre se celebra en Argentina el Día de las Bibliotecas Populares. En este contexto, la bibliotecaria María Leticia Sayal reflexiona sobre la vigencia del libro en papel, el rol de los bibliotecarios y la importancia de la lectura en la formación del pensamiento crítico

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Las bibliotecas populares son instituciones comunitarias creadas y gestionadas por asociaciones civiles de vecinos, sin fines de lucro. En ese contexto, se le pidió a la bibliotecaria María Leticia Sayal que compartiera su reflexión sobre la vigencia de la lectura y el rol que cumplen las bibliotecas en la vida de las personas.

“Sari al principio era muy tímida con los Bibliotecarios. Claro, todos los trámites de devolución y
préstamo de libros los hacía su mamá en su nombre. Hasta que un día se animó a conversar
más sobre sus cuentos favoritos a sus cortos cuatro años, y de ahí en adelante, los viernes en
la Biblioteca se convirtieron en una de sus salidas favoritas. Sari nació dentro de la
denominada Generación Alfa, o sea, ella es una “nativa digital.” Creció inmersa en la
tecnología y el formato papel es realmente una rareza para esta pequeña lectora.
O no.

La escena se repite constantemente en las Bibliotecas de nuestro país. Padres que desean
introducir en las vidas de sus hijos el placer por la lectura desde muy pequeños. Algunos
incluso no les permiten el acceso a pantallas para no alterar su concentración, herramienta de
extrema importancia en su desarrollo cognitivo. Muchas veces el dejarle los celulares a los
niños a mano, es el recurso que los adultos tienen para “entretenerlos” por no poder
dedicarles tiempo en una ajetreada vida de trabajo y tareas del hogar, ignorando el perjuicio
que ello produce en los pequeños. Pero muchos también, quizá dándose cuenta de este hecho,
recurren a las librerías o bibliotecas en búsqueda de cuentos. Algo que en su niñez les ayudó a
crecer y aprender más sobre el mundo que los rodea, con otros tiempos fuera de la inmediatez
vacía y el ‘ver por ver’ sin asimilar nada.

A los bibliotecarios siempre nos preguntan si la gente lee más o menos y si el papel está
condenado a desaparecer. A la primera interrogante, podemos afirmar que los números se
mantienen. Tiempo atrás, cuando la televisión ganó el espacio del entretenimiento, superó
ampliamente el porcentaje de los libros. Aún lo hace, pero eso no significa que la lectura haya
desaparecido en lo absoluto. En América Latina, según el Centro Regional para el Fomento del
Libro en América Latina y el Caribe (Cerlalc), Argentina lidera el ranking de lectores con un 55%
y una media de 5,4 libros anuales leídos. Esta cifra despierta esperanzas. A esto, se le puede
sumar entonces la respuesta para la segunda interrogante. Y la verdad es que muchos
adolescentes y jóvenes leen en formato digital, por el costo elevado del libro físico. Pero aun
con este panorama, el formato papel sigue siendo uno de los más elegidos: por curiosidad,
para evitar un daño potencial en la vista o porque en su casa sus padres han leído libros de la
forma tradicional.

Ahí entra el rol de las bibliotecas en la accesibilidad. Los precios de los libros son un fenómeno
que acobarda a los potenciales lectores. En cambio, por una cuota fija, en cualquier biblioteca,
una persona tiene acceso a cientos y miles de libros que puede llevar por una semana o quince
días y que incluso puede renovar si lo necesita. Allí se encuentra una amplísima variedad de
temas para descubrir e incluso usar al Bibliotecario como guía para afinar la búsqueda de lo
que se quiere, hasta llegar a lo concreto. Por cierto, es un chiste en nuestra profesión el decir
que el Bibliotecario fue el “Google original.” Y así es.

La gente lee. La gente disfruta e incluso a veces, se entusiasma tanto que se larga a escribir sus
propias historias. Aparecen nuevos subgéneros literarios, nuevas temáticas generales y
autores. Las Ferias del Libro en todo el mundo son éxitos indiscutidos. Son lugares de
encuentro y disfrute. Por otro lado, el libro físico es sumamente recomendado por cualquier
profesional porque obliga al individuo a evitar distraerse. No saltan miles de “ventanitas” de
notificaciones que distraen de la lectura. Cuando alguien realmente se compenetra con la
historia, se abstrae del resto del mundo, la piel se le eriza con cada párrafo que lee, las pupilas
se dilatan en cada escena y hasta contiene el aliento. Se lee o se lee, punto. La Generación X y
los Millenials, fueron las últimas en ser educados con papel. Quizá sea necesario, como
ejercicio personal, que todos nos forcemos a tomarnos 30 minutos, aunque sea un día del fin
de semana, para leer un libro que hace tiempo queríamos leer y descansar la mente de tanto
bombardeo multimedia.

En el marco de toda esta realidad, septiembre es el mes de las Bibliotecas Populares en
Argentina. El día 13 pasado, fue el día del Bibliotecario, en honor a Mariano Moreno y la
creación de la primera biblioteca pública en Buenos Aires, designando a Saturnino Segurola y
Fray Cateyano Rodríguez como los primeros Bibliotecarios. Luego el 23 de septiembre, se
celebra la aprobación de la Ley Nº 419 de 1870 impulsada por Domingo Faustino Sarmiento
para la creación de la CONABIP (Comisión Nacional Protectora de Bibliotecas Populares). Y
durante este mes, todas las bibliotecas del país dedican sus espacios tanto físicos como
virtuales, a realizar actividades especiales relacionadas con los libros.

La lectura, junto a la educación, es el arma más poderosa que tenemos para combatir la
ignorancia y la injusticia. La formación del juicio crítico es fundamental para poder debatir,
llegar a consensos y crecer, tanto en las naciones como en las sociedades en general. Como
responsables de las generaciones futuras, está en nuestras manos el transmitir esta idea pura
de libertad. Las semillas están allí, esperándonos en las estanterías de una biblioteca”.

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