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Dylan Suárez: el mejor árbitro del fútbol nicoleño

A sus 25 años, Dylan Suárez es el juez con mayor proyección de la Liga. Está cerca de firmar contrato con AFA y terminar la carrera de abogacía. Exarquero, formado desde chico junto a su padre, hoy es referente en el arbitraje local

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En diálogo con Golazo, Dylan repasa su historia vinculada al fútbol desde la infancia, el impacto de su papá como referente, su evolución dentro del arbitraje local y los desafíos que enfrenta cada fin de semana. A pocos pasos de firmar contrato con AFA, se muestra convencido de que el esfuerzo, la formación constante y el compromiso son claves para sostener el nivel y alcanzar su mayor objetivo: dirigir en la máxima categoría del fútbol argentino.

—¿Te acordás cómo nació tu vínculo con el fútbol?
Empecé a jugar en baby en CASBA a los 6 años, era arquero y atajé hasta los 11 años. Siempre me gustó, me transmitió la pasión mi papá César, que es muy hincha. Además, es árbitro, así que lo acompañaba mucho a sus partidos y entrenamientos, e incluso a veces estaba presente en sus clases teóricas, lo que me permitió crecer rodeado de muchas personas que hoy son compañeros míos.

—¿Y el arbitraje cuándo surgió?
Cuando empecé a acompañar a mi papá. Desde chico, siempre estuve cerca de los árbitros, viéndolos entrenar y escuchando sus charlas. Al principio, estaba muy negado a serlo, pero una vez que arranqué la Universidad, necesitaba una salida laboral y me decidí a probar. A partir de ahí, fueron 7 años consecutivos hasta hoy.

—¿Y de aquel pibito cómo te ves ahora?
Son dos personas totalmente diferentes. Aquel pibe estaba desacostumbrado a entrenar y a tener buenos hábitos, entró buscando un trabajo y terminó encontrando una pasión. El de hoy está motivado para dar el 100% en todos los partidos, entrenamientos y clases. Aprendí que hay que aprovechar todas las oportunidades porque el tren pasa rápido y es necesario estar preparado.

—¿Cuándo te diste cuenta de que querías ser árbitro?
Al principio no lo disfrutaba, entraba tensionado y nervioso a la cancha, tratando de que nada saliera mal. Pero con el correr de los partidos, y sobre todo con el apoyo de los árbitros de experiencia, fui agarrando confianza. Los objetivos fueron llegando uno por uno: ser asistente de Primera, debutar como árbitro, y el que me hizo el “click”: mi primera final (La Emilia-Social), a partir de la cual supe que esto era a lo que quería dedicarme.

—¿Te sentís cómodo en el ambiente?
En general sí, me siento cómodo. La Liga se vive con mucha pasión y además, está elevando el nivel, lo cual nos exige más a nosotros como árbitros. En el grupo de árbitros hay mucho compañerismo, aunque sabemos que competimos entre nosotros, todos nos apoyamos para mejorar. Sin embargo, la Liga no escapa a la otra realidad: los hechos de violencia. Saber que vas a hacer tu trabajo y que existe la posibilidad de ser agredido no es una sensación linda. Sostengo que todos tenemos que trabajar para erradicarla del fútbol. La árbitro lidia con la presión, las críticas (a veces infundadas) y la falta de reconocimiento, pero a pesar de todo, el grupo se siente motivado para seguir adelante.

—¿Cómo ves el arbitraje actual en la Liga?
Creció muchísimo. Contamos con un plantel mixto, donde tenemos árbitros con mucha experiencia, con finales y torneos del interior encima, y ellos no tienen problema en brindarnos cualquier consejo. Cuando empecé en 2018, éramos 5 o 6 árbitros de mi edad, pero hoy en día hay más de 20 chicos de entre 16 y 21 años, muchos de los cuales ya tienen rodaje en Primera. Se está trabajando en un recambio y existe mucho material humano con ganas de seguir mejorando y hacer carrera.

—¿Se sienten mejor con Gustavo Contreras de director?
Sin duda, tanto él como su equipo nos brindaron herramientas que nunca contamos. Estas se enfocan en la profesionalización, tanto física, con el estímulo de musculación que realizamos en el gimnasio Atenas con el profe Javier, como en la parte de salud, con la nutricionista. También nos proporcionaron materiales de trabajo -ropa, banderines y tarjetas-, cosas que antes teníamos que adquirir por nuestra cuenta. Además, ahora tenemos la posibilidad de revisar los partidos, ya que están todos grabados. Esto nos permite planificar mejor los partidos y analizar no solo las decisiones, sino también el manejo de situaciones, el trabajo en equipo, las ubicaciones o los desplazamientos.

—¿Cuál es tu objetivo a corto plazo?
El contrato profesional con AFA. Es algo que no se me dio el año pasado, pero lejos de desmotivarme, me dio aún más ganas de seguir trabajando para alcanzarlo.

—¿Cómo se entrena un árbitro?
Mi entrenamiento va de lunes a viernes. Los lunes, miércoles y viernes hago musculación enfocada en la hipertrofia, complementada con ejercicios pliométricos y de potencia. Además, entreno con el grupo de árbitros los martes y jueves, donde trabajamos la velocidad, la resistencia y la base aeróbica. A eso se suman los partidos que dirigimos cada fin de semana, tanto sábado como domingo. Por eso, mi semana no tiene días de descanso, y me obliga a ajustar bien la planificación para no llegar cargado a los partidos.

—¿A qué te dedicás además de dirigir?
Soy estudiante de Abogacía, estoy en el tramo final de la carrera. Solo me resta realizar la tesis y defenderla, además de rendir un examen integrador que abarca cinco materias.

—¿Cuál es tu máximo sueño?
Arbitrar en la Primera División de Argentina.

—¿Quién es Dylan Suárez?
Un chico que lo va a intentar hasta el final

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