
La noticia conocida esta semana sobre el suicidio de un efectivo que cumplía funciones en la Casa Militar dentro de la Quinta de Olivos generó conmoción inmediata. El episodio ocurrió en uno de los espacios más custodiados del país y volvió a encender alertas que exceden el hecho puntual.
Lejos de tratarse de un caso aislado, lo ocurrido se inscribe en una tendencia sostenida que ya había sido advertida por la Fundación de Investigaciones en Inteligencia Financiera (FININT). En un informe publicado hace apenas dos meses, la entidad describió el fenómeno como una “otra pandemia” que avanza sin visibilidad pública.
Según ese trabajo, entre 2015 y 2024 la tasa de suicidios a nivel nacional creció un 30 por ciento. Pasó de 7,5 a 9,8 víctimas cada 100.000 habitantes, lo que implica un salto de 3.305 a 4.610 casos en menos de diez años. El número no solo marca un récord histórico para la Argentina, sino que además supera el promedio mundial, ubicado en 9.
En paralelo, el mismo informe mostró una dinámica inversa en materia de homicidios. Mientras los asesinatos descendieron hasta una tasa de 3,8, los suicidios se consolidaron como la principal causa de muertes violentas, duplicando ampliamente a la violencia criminal tradicional.
El contraste también se observa en el territorio. En el Gran Buenos Aires, la tasa pasó de 3,7 a 5,9 en la década analizada, con un pico de 7,2 en 2020. El crecimiento acumulado fue del 85 por ciento y se concentró especialmente en el sudoeste del conurbano.
Dentro de ese mapa, los municipios con los registros más elevados en 2024 fueron Avellaneda con 11,7, Lomas de Zamora, Ezeiza y Esteban Echeverría con 10,4, y Lanús con 10,1. La concentración territorial contrastó con otras zonas donde la violencia física aparece asociada a focos específicos.
En la Ciudad de Buenos Aires, en tanto, la tasa se mantuvo estable entre 5,8 y 5,9, luego de haber alcanzado un máximo de 8,4 en 2022. La Comuna 14, correspondiente a Palermo, registró la tasa más alta del distrito con 8,5.
El informe de FININT también advirtió que, mientras la violencia física se concentra en áreas como La Matanza o la Comuna 4, muchas veces vinculada al narcotráfico, el resto de la sociedad enfrenta una forma de violencia menos visible. El caso ocurrido en Olivos volvió a mostrar que la crisis de salud mental atraviesa incluso los anillos de seguridad más estrictos del poder.
Fuente: Con información de Data Clave



