Sociedad

“El running me cambió la vida”: la historia de Martín Díaz y el espíritu runner nicoleño

En la ciudad, el grupo Somirunners combina entrenamiento físico, contención emocional y compañerismo. Una comunidad que demuestra que correr también es una forma de sanar y conectar

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Correr ya no es solo un deporte. Para muchos, se convirtió en una forma de vida. En San Nicolás, la movida runner crece año tras año y contagia entusiasmo, disciplina y bienestar. Entre los grupos que la impulsan se destaca Somirunners, el equipo del Club Somisa que coordina Martín Díaz, preparador físico y psicólogo social.

“Lo que engancha del running es que te cambia la vida de verdad. Arrancás por salud o para moverte un poco y terminás descubriendo que podés más de lo que pensabas. Te ordena, te despeja la cabeza y te hace sentir orgulloso de vos mismo. Y cuando encima lo compartís con un grupo, es un viaje hermoso”, cuenta Martín.

Él empezó a correr hace más de quince años, por recomendación médica. “Venía de una vida con muchas cosas encima, con responsabilidades desde muy chico, y el correr se convirtió en mi espacio: mi terapia, mi cable a tierra, mi manera de respirar distinto”.

Esa experiencia personal lo llevó a formarse y a crear un espacio donde el entrenamiento físico se une con la contención emocional. “Las personas no necesitan solo un plan de entrenamiento. Necesitan ser miradas, escuchadas y acompañadas”, afirma.

Así nació Somirunners, el running team del Club Somisa, que hoy reúne a personas de distintas edades, profesiones y ciudades, unidas por las ganas de moverse y sentirse bien.

“En este grupo, cada uno encuentra mucho más que un lugar para correr. Encuentra un espacio que aloja, acompaña, cuida y alienta. Se celebran los logros, se sostienen los procesos y se aprende a superar los propios límites”.

Para Martín, el secreto está en el espíritu del grupo, que define como solidario y entusiasta: “El runner nicoleño pone el cuerpo y el corazón. Tenemos ese plus de compañerismo, de esperar al último, de quedarnos a alentar, de tomar mates después del entreno. Acá no importa el ritmo, importa estar”.

La preparación de Somirunners para competencias es seria y planificada, pero siempre con un enfoque humano. “No improvisamos: trabajamos técnica, fuerza, descanso, cabeza y confianza. Una carrera no es salir a correr X kilómetros, es vivir un proceso juntos”, resume.

Los cambios que observa en sus alumnos van más allá de lo físico. “Los veo más seguros, más felices, más livianos mentalmente. Empiezan con miedo o vergüenza, y después están corriendo distancias que jamás imaginaron. Eso se refleja también en su vida diaria”.

El grupo, asegura, es el motor que mantiene la motivación viva. “Te empuja, te sostiene, te levanta cuando aflojás y te festeja cuando te sale. Solo capaz te rendís; en equipo, seguís. Hay mucho espíritu de club”.

Sobre la influencia de las redes sociales, Martín tiene una mirada equilibrada: “Las redes ayudan a que más gente se anime. Inspiran, motivan y muestran lo que se vive. Pero me gusta mostrar el proceso, no solo la llegada: las risas, las caras rojas, los abrazos. Eso contagia más que cualquier medalla”.

Antes de empezar a correr, Martín recomienda siempre realizar un control médico y cardiológico, conocer la pisada y, sobre todo, respetar los tiempos del cuerpo. “Esto es salud, no castigo”, enfatiza.

Y cuando se le pregunta qué significa correr, no duda: “Correr es mi lugar. Mi equilibrio, mi manera de estar bien y de hacer bien. Me dio amigos, experiencias, historias hermosas y un propósito: acompañar a otros a descubrir todo lo que el running puede hacerles bien”.

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