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En el mes del duelo perinatal, “Bebés del Aire” transforma el dolor en acompañamiento

En la ciudad, un grupo de madres y padres convierte la pérdida en una red de contención. Octubre, mes de concientización sobre el duelo perinatal, los encuentra unidos en una causa que busca visibilizar y humanizar una realidad de la que poco se habla

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En el mes de la concientización sobre el duelo gestacional y perinatal, el grupo “Bebés del Aire” vuelve a poner en el centro una temática sensible, atravesada por el silencio y la falta de reconocimiento social. Lo integran 22 familias nicoleñas que decidieron transformar la pérdida en acompañamiento, construyendo una red que contiene, escucha y brinda herramientas a quienes atraviesan la muerte de un hijo durante la gestación o los primeros días de vida.

El grupo nació oficialmente en 2021, aunque su historia comenzó un año antes, cuando Claudia Martínez perdió a sus mellizos, Milo y Faustino. “En octubre de ese año me convocaron a una charla sobre duelo perinatal en el hospital para contar mi historia. Allí conocí a otras mamás y el grupo, que ya existía en Facebook, se hizo real”, recuerda. Lo que empezó como un refugio personal se convirtió en un espacio de amor colectivo.

Desde entonces, Bebés del Aire acompaña desde la experiencia y busca que se repiense el accionar sanitario. “Queremos una mirada más humana, compasiva y también legal, porque hay una ley que ampara estos buenos tratos”, explica Claudia, en referencia a la Ley Johanna, que garantiza el derecho a un trato digno ante la pérdida gestacional.

Aunque este año no contaron con un espacio físico, el grupo continúa activo con talleres, charlas y acompañamientos personalizados. También acompañan a familias en el hospital, donde dejan bolsitas de recuerdos con objetos simbólicos —como la huella del bebé o el clamp del cordón— que ayudan a construir memoria tangible.

Claudia reconoce que acompañar a otros implica volver a mirar el propio dolor. “Es un proceso difícil, pero lo hacemos porque no queremos que nadie viva lo que nosotras vivimos: el destrato, la falta de empatía, la soledad”, afirma. Para ella, hablar del tema es esencial. “Callar no elimina el dolor, solo lo encierra, y ese dolor crece hasta rompernos”, reflexiona.

En una sociedad donde la muerte —y sobre todo la muerte de un bebé— sigue siendo un tabú, abrir el diálogo se convierte en un acto de amor. “No hablamos para generar miedo, sino para dar lugar a esas familias y reconocer la existencia de sus bebés”, dice.

Durante octubre, grupos como Bebés del Aire en todo el mundo iluminan monumentos, organizan encuentros y realizan acciones para dar visibilidad a esta realidad. “Queremos que se entienda que el duelo perinatal también es una cuestión de salud. Las familias que duelan merecen buenos tratos, acompañamiento y respeto. Nuestros bebés existieron y merecen ser recordados”, señala.

El grupo incluso elaboró su propio protocolo de acompañamiento, antes de la sanción de la ley. “El rol del personal de salud es clave. Lo que sucede en esos primeros momentos condiciona todo el proceso de duelo. Actuar desde la compasión no te hace menos profesional”, destaca.

“Esto le pasa a una de cada cuatro familias. Necesitamos que el Estado ponga este tema en agenda, con políticas de acompañamiento, estadísticas, prevención y formación. Lo hacemos a pulmón, pero el amor no alcanza sin compromiso institucional”, concluye Claudia.

“Bebés del Aire” sigue creciendo, sostenido por la fuerza de quienes transforman la ausencia en presencia, y por el amor que convierte la pérdida en una causa compartida.

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