
Tener talento con un instrumento no es algo menor, pero ganarse el respeto y la admiración del público, es sin dudas una hazaña mayor.
Juan Carlos Bertone tiene 53 años, es ciego, toca el acordeón y logró conquistar los vagones del tren Sarmiento gracias a sus melodías. A través de tangos y folclore, no solo brinda entretenimiento, sino también saca una sonrisa y acompaña el viaje de los cientos de pasajeros que utilizan ese transporte.
Su ceguera y la incursión a la música
Oriundo de Uruguay, Juan Carlos nació con cataratas y logró ver solo con un ojo hasta los 8 años. A los 10 años, perdió la vista por completo. “Al ser paulatino, lo tomé de manera natural. Es como que uno se va acercando de a poco a esto del mundo de la persona con discapacidad y no tenés que vivir el duelo”, recordó.
Durante la primaria descubrió su amor por la música. A los 7 años, ya tocaba varios instrumentos, y su pasión por este arte no dejó de crecer a lo largo de su vida.
Fue en su infancia, bajo la tutela de un maestro ciego, que aprendió a leer partituras en braille. A lo largo de los años, Bertone desarrolló un repertorio musical que incluye desde tangos hasta folclore argentino. “Para los 12 formaba parte del coro musical del colegio y ya tenía muy claro que mi futuro tenía que ver con la música”, reflexionó.
Los primeros trabajos como músico
A sus jóvenes 13 años, comenzó a trabajar de lo que amaba, y sus primeros pasos fueron tocando el teclado en cumpleaños y distintas fiestas. Ya para los 15 formaba parte de grupos musicales barriales.
Juan Carlos siempre consideró que la música sirvió como un vehículo para poder integrarse, interactuar, comunicarse y desenvolverse con total naturalidad, ya sea con sus compañeros como con gente que no conocía.
El músico se dedica al arte de manera profesional desde 2016, año en el que eligió el acordeón como su instrumento principal. Su amor por el folclore argentino lo llevó a recorrer el país, participando en festivales y eventos musicales, y adquiriendo una profunda comprensión de las raíces musicales de la región. En dicha época también formó parte del Coro Polifónico Nacional de Ciegos.
Durante ese mismo año. Juan Carlos se mudó a Río Gallegos con una propuesta de trabajo, que lamentablemente no prosperó.
Allí fue cuando el uruguayo decidió transformar las calles de la Patagonia en un paseo musical, tocando para quien quisiera escuchar.
Sin embargo, en el 2020 la pandemia interrumpió su carrera. Pero él no se detuvo: aprovechó ese tiempo para enseñar a jóvenes ciegos, actividad que también realiza actualmente, transmitiéndoles su conocimiento y pasión por la música.
“Si bien era una salida laboral y necesaria, mi objetivo principal era mostrarles a mis alumnos que ellos pueden superarse a sí mismos y cumplir su objetivo de poder tocar un instrumento”, sostuvo.
Es por ello que el músico sostiene que la educación inclusiva es esencial y que por ello los estudiantes ciegos deben tener las mismas oportunidades que los demás.
“Yo soy mucho más que un músico ciego, soy un activista que lucha por la igualdad de oportunidades en la educación musical”, expresó.
Un nuevo desafío: el tren Sarmiento y su acordeón
Tras la pandemia, Juanca (como le apodan sus familiares y amigos), se instaló en Moreno y decidió acompañar a los trabajadores que todos los días usan el tren como medio de transporte.
Cada día, en los vagones de la formación, los pasajeros disfrutan de las melodías del músico. Con su acordeón y un repertorio variado con muchas canciones populares nacionales e internacionales, Bertone aseguró que su fin es ofrecer a los pasajeros una pausa musical durante su viaje, sin importar la edad ni el tipo de público.
“Si bien hay una moneda, una retribución económica, lo que más me importa es poder acompañar a la gente con una canción, unas notas, y poder brindarle algo a quien me escucha, sin caer en la necesidad o la limitación”, manifestó.
Hoy, su principal herramienta de trabajo está rota y necesita ayuda para repararla. “Los instrumentos como estos se ven sometidos a cambios de temperatura cuando son transportados de un lugar a otro, y ahí es cuando la madera comienza a desgastarse y se arruinan. Este acordeón aguantó quince años”, explicó.
El músico sostuvo que este tipo de arreglos tienen un costo de 500 mil pesos, algo que no puede pagar. Es por eso que en sus redes sociales comenzó un pedido de ayuda y difusión con el fin de conseguir el dinero necesario para costear el gasto.
Por ello, quien quiera sumarse puede hacerlo en el alias fuelle.callejero.mp a nombre de Juan Carlo Bertone.
Juan Carlos expresó que cualquier ayuda, mayor o menor, suma. “Espero que, como agradecimiento, algún día los pueda retribuir en vivo con alguna canción”, concluyó.
Fuente: Con información de TN