
Cuando Platense ganó el torneo Apertura, la Liga Profesional comenzó a buscar estadio para el Trofeo de Campeones. El Único de San Nicolás, con capacidad para 25 mil espectadores y ya probado en Copa Argentina —e incluso en un partido por el ascenso a Primera División—, fue el elegido. La sede, definida en junio, solo cambiaría en caso de que Boca o River se adjudicaran el torneo Clausura: en ese escenario, la cancha sería la de Lanús. Como el campeón fue Estudiantes de La Plata, el estadio nicoleño quedó confirmado. Los hinchas del Pincha y el Calamar recorrerán entonces 234 kilómetros por la autopista Buenos Aires–Rosario para un partido que dará una estrella, generará un movimiento económico estimado de $850 millones y, sin embargo, significará una pérdida para los organizadores.
Como ocurre con todas las finales, la organización estará a cargo de la empresa ProEnter, que mantiene un contrato vigente con la Liga Profesional. A diferencia de Santiago del Estero, que además de prestar el estadio Madre de Ciudades paga las estadías de las delegaciones y asume los operativos de seguridad, San Nicolás solo cede la cancha y dispone de algunos funcionarios municipales en las tribunas para garantizar que todo esté en orden. La Liga Profesional se encarga del resto, que incluye —por ejemplo— el armado de una carpa VIP para los sponsors o una platea preferencial. Las 25 mil entradas vendidas no cubren, en principio, todos los gastos.
Así, San Nicolás se erige como la casa de la “clase media” del fútbol nacional. El estadio municipal, construido en 2019, ya albergó partidos de Copa Argentina y hasta un amistoso de Boca, en enero de este año: un 2-0 ante Juventude, de Brasil, cuando Fernando Gago era el entrenador xeneize.
¿Por qué, entonces, van a San Nicolás? “Tapia y la Liga quedan presos de su intención de federalizar el fútbol”, aporta una fuente que conoce del tema. “En ese sentido, tienen que salir de la Capital Federal. Y, dentro de todo, San Nicolás no queda lejos y tiene buenos accesos para ambas hinchadas: es un estadio moderno, muy cerca de la ruta”.
Además de la cesión sin cargo del estadio para esta definición, el Municipal de San Nicolás ofrece varias ventajas: fácil acceso y egreso para las dos parcialidades y un césped que, a esta altura del año, no necesita resiembra, algo que sí ocurre en varias canchas de Primera División al cierre de la temporada. El recinto fue estrenado en las fases iniciales de la Copa Argentina 2020, durante la pandemia de coronavirus, cuando aún regían restricciones de concurrencia.
Su primer “partido grande” fue uno de aquella Copa Argentina entre Newell’s y Sportivo Peñarol de San Juan. La Lepra se impuso 2-0 y luego hubo una foto entre Alex Ganly, director de Eventos de Torneos, la empresa organizadora del certamen, y el entonces intendente Manuel Passaglia. Así, el estadio Municipal se convirtió en la sede número 42 del torneo más federal del fútbol argentino, bajo el eslogan “el primer estadio del país 100% iluminado con luces LED”. Desde entonces, además de la Copa Argentina, alojó partidos de la Primera Nacional y del Federal A, y ahora recibirá por primera vez el Trofeo de Campeones.
Manuel Passaglia ya no gobierna la ciudad, pero en el Palacio Municipal se mantiene su apellido: el intendente es su hermano Santiago Passaglia. En mayo pasado, ambos lanzaron su propia corriente política, Hechos, presentada como una tercera vía entre Pro y La Libertad Avanza. Hablan de trasladar el “modelo San Nicolás” al resto de la provincia de Buenos Aires, e incluso al país. En un video publicado en TikTok, el actual jefe comunal afirma que “San Nicolás era una ciudad muerta, que no tenía nada para hacer”. El fútbol aparece así como parte de la estrategia del Poder Ejecutivo local para posicionar a la ciudad de 180.000 habitantes en el mapa cultural.
Los hermanos Manuel y Santiago Passaglia, exintendente y actual jefe comunal, destacan que vieron una sola vez a Claudio “Chiqui” Tapia, y siempre en un marco institucional.
“A la ciudad le sirve que vengan más de 20.000 personas”, señalan cerca del intendente Passaglia ante una consulta de LA NACION. Agregan que las 2.100 plazas hoteleras ya están agotadas y que se calcula un piso de $35.000 de gasto promedio por persona. “Con una inversión mínima, San Nicolás se asegura un movimiento estimado en $850.000.000”, completan. Aun así, diferencian su modelo del de Santiago del Estero, que con apoyo provincial construyó el Madre de Ciudades y asumió costos de hospedaje y seguridad.
“El autódromo y el estadio se hicieron con recursos propios. No es que San Nicolás rosquea para tener partidos: llaman desde Buenos Aires y preguntan si pueden organizar tal o cual encuentro. Los hoteles y los restaurantes se llenan, y ese dinero vuelve a los nicoleños”, sostienen desde la comuna. Y remarcan diferencias con el “populismo santiagueño”: “El estadio se usa todo el año: hay eventos, actividades municipales, festivales y reuniones bajo tribuna. No es un elefante blanco”. Además, explican que el escenario tiene apenas dos empleados: el encargado y el canchero. “Y San Nicolás no tiene equipo principal, así que no pueden acusarnos de favorecer a ningún club”, advierten.
Esta vez, a diferencia de lo ocurrido en su primer partido importante, el intendente local no estará presente. Santiago Passaglia estará de vacaciones. “Nosotros no rosqueamos en AFA”, repiten cerca de él. Y recuerdan que vieron a Tapia una sola vez, en una visita institucional. “El intendente tiene cero vínculos con Tapia”, insisten.
Sin embargo, más allá de esa distancia, la AFA es la que define la sede, sobre todo en una final. La Liga Profesional termina aceptando lo que se decide en Viamonte o en el predio de Ezeiza. Si los Passaglia están lejos de Tapia, ¿quién impulsa el estadio? “La relación es vía Sergio Massa”, aportan fuentes consultadas por LA NACION. El excandidato presidencial y exministro de Economía mantiene vínculos históricos con el fútbol: su cercanía con Tigre, el lazo con Nicolás Russo (presidente de Lanús) y su relación con Pablo Toviggino, tesorero y mano derecha de Tapia. Como ministro, Massa fue quien dio el visto bueno para el Mundial Sub 20 en el país, un objetivo del propio Tapia.
Con un estadio flamante, San Nicolás puede jactarse de ser la casa de la “clase media” del fútbol argentino. Más cerca de Buenos Aires que Santiago del Estero y con beneficios similares, el Trofeo de Campeones puede ser el primero de una serie de partidos decisivos. Los nicoleños cruzan los dedos para que Boca y River no sean campeones: así aumentan las chances de recibir otra final como la de este sábado.
Fuente: Alejandro Casal González (para La Nación)



