Feliz, sonriente, simpático. Francisco Yunis disfruta el mano a mano con GOLAZO. Se muestra apasionado cuando habla de tenis, el deporte de su vida desde hace 55 años. Es momento de aprender leyendo sus conceptos y conocer al mejor tenista que dio San Nicolás en su historia y a un gran entrenador del circuito profesional.
-¿Te acordás cuándo y por qué empezaste a jugar al tenis?
—A los 5 años porque mis hermanos jugaban.
-¿Y de aquel pibito cómo se ve el Francisco actual?
—Ya casi con 61 años, con un muy largo recorrido ininterrumpido en el mundo del tenis y con mucha energía para seguir.
-¿Qué recuerdos tenés de tu infancia?
—Muy lindos recuerdos, el menor de 5 hermanos, muy querido y protegido, el colegio Don Bosco, y mucho tenis con amigos en Regatas y el Lawn Tennis.
-¿Qué extrañás de San Nicolás?
—Caminar por donde caminaba cuando era chico, la juntada con amigos.
-¿Cuándo te diste cuenta que querías ser tenista profesional?
—En la categoría de menores (13 y 14 años). Estaba bastante bien ubicado en el ranking nacional y mi hermano Juan ya jugaba en Europa y Estados Unidos. Quería ser como él.
-¿Cómo es el ambiente del tenis para quien no lo conoce?
—Extremadamente competitivo, duro. Tenés que ser fuerte de cabeza para poder avanzar.
-¿Y la vida real del tenista?
—Muy sacrificada. Yo dejé la vida dentro de la cancha. La gente ve en la tele solo lo lindo que son esos partidos en grandes canchas con mucho público, pero hay mucho sacrificio para llegar ahí, y es para pocos.
-¿Cuál fue tu hito como jugador y por qué? ¿Cómo lo recordás?
—Fue en 1987, cuando llegué a tercera ronda en Roland Garros. Porque es donde quiere estar todo chico que algún día soñó con ser profesional. Lo recuerdo como un momento único, esa adrenalina cuando te levantás sabiendo que vas a ir a competir con los mejores del mundo en el más deseado Grand Slam para los argentinos, Roland Garros.
-¿Cómo fue la experiencia de jugar con tu hermano Juan Carlos en el circuito?
—Fue muy linda. Cuando arranqué a viajar, a los 17 años, él ya jugaba desde hacía varios años y me enseñó todo lo que había aprendido. Eso aceleró mi proceso de aprendizaje. Al principio jugábamos los dos, después se convirtió en mi entrenador.
-¿Por qué cuesta tanto llegar a ser profesional de este deporte?
—Y… porque tenés que reunir muchas condiciones. Aparte de lo que te conté antes, hay que dejar muchas cosas de lado. Tenés que ser muy fuerte de cabeza, tener cualidades técnicas y físicas, y la ayuda económica para el arranque. Todo eso solo para ver si funciona. La puerta de entrada al profesionalismo es muy chica. Muchos que lo intentan se quedan afuera.
-¿Cómo es ser entrenador de tenis y dirigir jugadores de élite?
—Es apasionante. Yo lo vivo naturalmente, lo hago hace 29 años. De jugador pasé a entrenador directamente. Hay muchos detalles a los que debés estar atento y que tenés que saber manejar: desde lo técnico, lo físico, planificación de objetivos y de calendario, lo táctico y lo mental. Tenés que conocer muy bien al jugador para poder ayudarlo a sacar lo mejor de él.
-¿Qué es lo más lindo y lo más feo del tenis?
—En mi caso, lo más lindo es poder hacer un deporte apasionante, vivir de él y conocer el mundo. Lo más feo es que es muy solitario al ser individual.
-¿Qué sueños te quedan por cumplir?
—Ganar más títulos en el ATP Tour (con Carlos Berlocq ganamos en Estoril, Portugal, y Bastad, en Suecia). Y algún día poder entrenar a profesionales en San Nicolás.
-¿A qué pibe hay que seguir con futuro?
—Al brasileño J. Fonseca, al checo Mensik y al mexicano Pacheco.
-¿El tenis es para cualquier persona o es un deporte de élite?
—Alguna vez fue de élite. Hoy ya no lo es.
-¿Qué es el tenis en tu vida?
—Después de mi familia, todo…
