Lejos de consolidarse como una opción “antipolarización” en la Segunda Sección Electoral, el partido Hechos terminó exhibiendo sus limitaciones y confirmando que su verdadero objetivo no es romper con la grieta, sino garantizar la supervivencia política de la familia Passaglia, desplazada tanto de Fuerza Patria como de La Libertad Avanza.
El relato triunfalista intenta instalar que Hechos obtuvo un resultado “contundente” en la provincia de Buenos Aires, pero la realidad electoral desmiente esa construcción. En la Segunda Sección, el espacio quedó relegado al tercer puesto con apenas 23,9 % de los votos, detrás de Fuerza Patria (35,4 %) y La Libertad Avanza (29,8 %). Es decir, Hechos no superó a ninguna de las dos fuerzas mayoritarias, incluso contando con tres intendentes a su favor, con inversiones millonarias en la campaña, de los cuales uno lleva una década en el poder —Pergamino—, otro gobierna Rojas, y el domingo sufrió su primera derrota electoral. En Pergamino, Manuel Passaglia quedó tercero.
En números concretos: las cuatro bancas que obtuvieron Fuerza Patria y La Libertad Avanza confirman que la disputa real sigue concentrada en los polos de la política bonaerense.
El espejismo de San Nicolás
La única victoria clara de Hechos se dio en nuestra ciudad, donde el apellido conserva estructura, aparato y recursos municipales acumulados durante más de una década y media de control familiar. Pretender extrapolar ese resultado al resto de la sección es un error o, peor aún, una maniobra deliberada para inflar expectativas.
En Pergamino, por ejemplo, la fuerza quedó lejos de competir: con el 28,6 % de los votos perdió por casi siete puntos frente a Fuerza Patria y apenas se sostuvo en acuerdos circunstanciales con sectores ligados al intendente Javier Martínez. En Rojas, tampoco logró despegar: el 29,8 % alcanzado lo dejó en tercer lugar, a tres puntos de LLA.
Estos números muestran con claridad que Hechos no tiene capacidad de crecer fuera de San Nicolás y que la proyección provincial que proclaman sus dirigentes carece de sustento real.
Un partido armado a la defensiva
Otro aspecto que el discurso oficial omite es el verdadero origen de la aventura electoral. Hechos no nació como un espacio innovador o superador, sino como el refugio de los Passaglia tras perder margen en las principales coaliciones.
La ruptura con el PRO y el portazo frente a LLA los dejó sin paraguas político. Tampoco prosperó la integración a Somos Buenos Aires, porque intendentes y referentes de centro no quisieron cargar con el peso de su historia familiar, aunque los radicales passaglistas siguen prefiriendo la comodidad de la renta.
En lugar de una “alternativa nueva”, Hechos es un proyecto defensivo, construido para garantizar bancas y sostener la centralidad de un apellido en riesgo de quedar fuera del mapa político.
El eslogan de Passaglia de “romper la nefasta polarización” se derrumba frente a la evidencia: Hechos no captó un electorado transversal ni instaló una agenda distinta, sino que se limitó a retener votos en su propio distrito y a buscar acuerdos tácticos en otros municipios. En la práctica, su desempeño electoral refuerza la polarización, porque quedó atrapado en un tercer lugar sin capacidad de inclinar la balanza en la disputa bonaerense.
Sin proyección real
A la luz de los resultados, Hechos confirma que no hay margen para convertirlo en una fuerza provincial con futuro. La Segunda Sección está marcada por la competencia entre Fuerza Patria y La Libertad Avanza, mientras que el intento de los Passaglia se reduce a un esfuerzo personalista, sin raíces ni proyección territorial más allá de San Nicolás.
Los hechos —esta vez, con minúscula— muestran que el experimento Passaglia fue un ensayo frustrado, más útil para proteger intereses familiares que para ofrecer a la ciudadanía una opción genuina.
