
Desde chico, con la pelota rodando a metros de su casa, Defensores de Villa Ramallo se volvió su lugar en el mundo. Pasó de ser el pibe del tablón al hombre que está en la diaria: colaborador incansable, utilero, cronista, estadístico, hincha, dirigente y, sobre todo, parte viva de una historia que late hace casi medio siglo. Juan Gómez (57) habló con GOLAZO y en su voz se mezclan la nostalgia y el orgullo de quien sabe que su vida bombea sangre granate
¿Dónde naciste y cómo llega Defensores a tu vida?
—Nací en el hospital de Ramallo y a los cuatro años vine a vivir a Villa, a 80 metros de las instalaciones del club Defensores. Desde entonces, el Granate forma parte de mi vida.
¿Qué significa en lo personal el 12 de junio de 1977?
—Fue mi primera vez viendo a Defensores y el día que elegí ser hincha.
¿Cuándo arrancaste a ver al Granate ininterrumpidamente?
—En 1979. Mi padre de crianza, el “Gringo” Juan Carlos Clementini (lamentablemente ya fallecido y a quien le debo todo en la vida), me llevó a ver el primer partido del Regional, un 7 de marzo ante Jorge Newbery de Junín. Ahí comencé a ir a los partidos de local en la Liga y, posteriormente, también de visitante.
¿Qué jugador pagarías por ver nuevamente con la del Granate?
—Hay muchos. Nuestra historia es amplia y rica en calidad, y cada deportista que se pone nuestros colores es lo máximo. Uno trata de evitar nombres para no ser injusto, pero el jugador de Defensores debe poseer esa mezcla de liderazgo, como Héctor Storti o Gabriel Gómez; talento, como el “Chango” Marcelo Cejas o Diego De Luelmo; poder de gol, como Botazzi o Salvatierra; y sentido de pertenencia, como Cartechini, Mignaco y Olego, quienes con más de 20 años de trayectoria siguen ligados al club. También la entrega de “Bocha” Agotegaray, los Mazón (“Pechi” y “Carucha”) o “Juani” Inurritegui. En los 80 y 90 llegaron eximios jugadores profesionales que marcaron el progreso del fútbol local: Verón, Coronel, Esquivel, Nelson Roldán, Vecchio, arqueros como Oliveros o Segovia… y muchos más que seguramente me estoy olvidando.
¿Qué se siente pasar del tablón al banco de suplentes?
—Una sensación mágica. Desde la tribuna opinás y soñás con jugar, pero estar ahí, viajar con los jugadores y el cuerpo técnico, es sentirse parte sin tocar la pelota.
¿El 2006 fue un año bisagra en tu relación con el club?
—Sí. Fue el año del campeonato número 13 en la Liga, mis comienzos como cronista deportivo granate y la alegría de compartirlo con mi hijo.
¿Estudiaste periodismo?
—No, pero siempre fui un enfermo de leer. Mi viejo (Clementini) tenía un cuaderno Gloria donde anotaba los resultados de Primera. Ahí nació mi amor por las estadísticas.
¿Cómo nació la devoción por las crónicas y los datos?
—Por pasión. Agradezco a Aladino Gómez (padre de uno de nuestros emblemas históricos, Gabriel Gómez) y al querido “Alemán”, el profe Oscar Mayer, por la información que me compartieron. Gracias a ellos pude construir un archivo enorme.
¿Cómo fue la experiencia de ser utilero en 2021?
—Hermosa. Estar desde adentro me hizo entender que todos los roles suman: planillero, aguatero, utilero… todo ayuda a los jugadores.
¿Cuándo nació la página “Fútbol Granate”?
—El 9 de enero de 2009. Sentí la necesidad de darle voz al hincha. Se sumaron Liliana Dusso, Rodolfo Toledo, Rosarito Desposito y mi hijo Juan Manuel, que maneja las redes.
¿Qué fue lo mejor y lo peor que viste en el club?
—Lo mejor, el club mismo: su gente, sus valores. Lo peor, las injusticias que a veces sufre, vengan de donde vengan: ajenas, de rivales, propias o tendenciosas de los entes organizativos de las competencias.
¿Qué funciones cumplís hoy en el club?
—Soy utilero del Sub 23 y Primera local, hago prensa, integro la subcomisión de fútbol senior, soy parte del plantel +50 y hasta hago de pseudoentrenador. Párrafo especial y mi admiración para quien no solo me abrió las puertas del club laboralmente, sino que siempre apoyó y respetó mis funciones: el “Señor Defensores”, Héctor Storti.
¿Cómo ves al club en lo futbolístico e institucional?
—El club crece de la mano de su gente. En lo deportivo hay altibajos, pero nunca se pierde la identidad. Con pocos recursos se pelea contra estructuras enormes.
¿Si Defe no hubiese aparecido en tu vida, quién serías?
—No lo sé, y mejor así. Defensores me dio todo: trabajo, amigos, alegrías. Lo vi campeón, lo vi perder con dignidad. Recorrí 17 provincias, hablé con medios nacionales, conocí canchas históricas. Y sigo firme, como el Elefante: despacio, pero sin parar. Cada experiencia me reafirmó que las personas pasan, pero las instituciones quedan. Podrán decirme fanático, enfermo o termo, no me importa: soy feliz caminando por el club y recibiendo el saludo de su gente. Ese es mi triunfo. Porque roja es mi sangre y rojos son tus colores, a vos bravo Defensores te brindo con emoción esta sencilla canción. “Oh rojo de mis amores, adelante Defensores, adelante sin cesar, lucharemos sin desmayos hasta el triunfo conquistar” (Preámbulo de la marcha granate).



