Con apenas 17 años, el nicoleño Juan Brogliatti transformó el esfuerzo diario en un logro mayor: ser el único jugador de San Nicolás convocado al Seleccionado M17 de la Unión de Rugby de Rosario. Entre viajes largos, entrenamientos de alta exigencia y una pasión que sostiene cada paso, “Juancho” no solo superó a más de 70 aspirantes, sino que también se consolidó como una pieza clave del equipo que terminó en el podio nacional. A pura humildad, el pilar derecho atraviesa un presente inolvidable y habló con GOLAZO para contarlo.
–¿Qué recuerdos tenés de tus comienzos con la ovalada?
Desde muy chico arranqué en el Club Regatas. Me había invitado mi tío y me llevaba a entrenar junto con mi primo. Me acuerdo que desde la primera práctica me encantó y no dejé nunca más.
–¿Los Brogliatti y el rugby son una sola cosa? ¿Por qué?
Fue un deporte siempre muy presente en la familia, desde mi papá y mis tíos hasta mis primos y yo. Incluso aunque algunos ya no jueguen, siempre están involucrados de alguna manera.
–¿Cómo ves hoy el rugby nicoleño?
Creo que se nota el progreso y el esfuerzo tanto de los jugadores como del staff y la Comisión. Por mi parte, no puedo dar muchos detalles porque a mitad de año dejé de entrenar con el club: desde Rosario nos pedían exclusividad para los entrenamientos del seleccionado.
–¿Cómo te describís como jugador?
Como alguien lleno de locura y ganas de jugar. Si algo me marca en la cancha es la pasión por el deporte y todo el esfuerzo detrás para dar lo mejor de mí y lo que el equipo necesita.
–¿Cómo fue el proceso para llegar al Seleccionado M17 de la Unión de Rugby de Rosario?
Fue un proceso que empezó el año pasado en el Centro de Alto Rendimiento. Empezamos siendo muchos jugadores y hubo varios cortes hasta que finalmente quedaron los seleccionados para jugar el torneo. Fueron meses de entrenamientos con una exigencia física y mental enorme.
–¿Cuántas pruebas atravesaste y qué significó quedar terceros en el Argentino?
Era una competencia constante. Si querías quedar, tenías que dar el 100% en cada entrenamiento porque el que tenías enfrente tenía las mismas o más ganas que vos de quedarse con el puesto. Hubo muchos amistosos donde se probaban equipos y variantes. Cuando arranqué también tuve que cambiar de puesto por completo, adaptarme a un juego distinto y desconocido para mí. En cuanto al torneo, los resultados fueron muy buenos. Si bien la semifinal fue un golpe duro, quedamos muy contentos con el tercer puesto.
–¿En qué posición jugás en la Selección?
Juego de número 3 (pilar derecho), pero toda la vida me caractericé por jugar de 8 (tercera línea).
–¿Qué significa ser el único nicoleño en este nivel?
Un orgullo muy grande. Poder representar a mi club y a la ciudad en una competencia tan importante es algo que me llena de felicidad.
–¿Existe una “receta” para llegar hasta acá?
No como tal. Lo que es seguro es que tiene que ser algo que realmente te apasione y al que estés dispuesto a dedicarle tu vida.
–¿Qué te pidieron los entrenadores del seleccionado?
Responsabilidad, compromiso y dedicación total. Te exigen exclusividad: desde dejar de jugar con tu club hasta viajar cuatro veces por semana solo para entrenar.
–¿Qué pasa por tu cabeza cuando tenés la ovalada en las manos?
Mucha adrenalina. Es lo que más disfruto en la vida. Esos momentos adentro de la cancha hacen que todo el entrenamiento valga la pena.
–¿Recibiste llamados de otros clubes?
Sí, me llegaron propuestas interesantes de varios clubes de Rosario. También tengo lugar en la cantera de los “Pumitas” para el próximo año.
–¿Y los estudios?
Terminé el Secundario y me inscribí en la carrera de Psicología.
–¿Cuál es tu sueño deportivo?
Si le preguntara a mi yo de hace unos años, te diría que este año lo logré o estuve cerca. Hoy no tengo muy claro hacia dónde voy a seguir con el deporte, pero no pienso parar hasta llegar lo más lejos que pueda.
