La situación del Río Paraná se torna cada vez más crítica, generando inquietud en múltiples sectores. Ayer, el hidrómetro de Prefectura Naval en San Nicolás registró un alarmante nivel de 0,35 metros, lo que impacta de manera directa en la navegación y el comercio a lo largo de la Hidrovía. De acuerdo con el Instituto Nacional del Agua (INA), las lluvias recientes en la cuenca alta del Paraná no serán suficientes para mitigar el déficit hídrico que afecta al río.
La prolongada bajante del Paraná amenaza con paralizar las actividades en la Hidrovía, un corredor vital para el comercio regional. Empresas logísticas y organismos como la Prefectura Naval se encuentran en estado de alerta, ya que se anticipa que los niveles del río seguirán descendiendo en los próximos meses, con proyecciones que indican un promedio de 0,49 metros para noviembre.
Además, la bajante expone extensas áreas de humedales, lo que incrementa el riesgo de incendios ilegales. Esta situación es motivo de preocupación para las autoridades, que han enfrentado problemas similares en años anteriores. Las quemas en los humedales representan una grave amenaza ambiental, y el riesgo se intensifica con la sequía.
El ingeniero Juan Borus, encargado del pronóstico hidrológico del INA, señaló que la situación actual recuerda a las crisis de sequía que se vivieron entre 2020 y 2022. “La dependencia de los grandes ríos es más crítica que nunca. Cuando los niveles de agua disminuyen, las repercusiones son cada vez más severas”, advirtió.
Las proyecciones para los próximos meses no son alentadoras. Aunque algunas lluvias han estabilizado temporalmente el caudal, se espera que la bajante continúe durante el verano. Esto no solo amenaza las actividades económicas en la Hidrovía, sino también la salud de los humedales, que son esenciales para la biodiversidad de la región.
