
En Mar del Sud, a pocos kilómetros de Miramar, hay una construcción que sorprende a todos los que la descubren: una vivienda revestida con millones de caracoles y conchillas, conocida como la Casa de los Caracoles. La obra fue el sueño de Herve Eudocio Plaul, un ferroviario que, tras jubilarse en los años ’80, encontró en ese proyecto una forma de unir paciencia, arte y amor por el mar.
Plaul había trabajado toda su vida en el ferrocarril Roca, un oficio que, como contó en una entrevista con Clarín en 2017, le marcó la vida. “Trabajé gran parte de mi vida en el ferrocarril Roca y muchos años con los ingleses. Fue una época de progreso y de civilización, donde el 90 por ciento de la gente del interior estaba pendiente del ferrocarril, de sus horarios y de sus servicios”, recordaba.
Esa vocación de esfuerzo y disciplina lo acompañó hasta su retiro, cuando decidió volcar toda su energía en un desafío personal: levantar con sus propias manos una casa diferente, cubierta de caracoles recogidos en las playas de Mar del Sud.
Quién fue Herve Plaul, el hombre detrás de la casa
Nacido en 1915, Plaul provenía de una familia con historia: su abuelo Santiago Plaul, inmigrante francés, fue uno de los fundadores de Lanús y como homenaje, una calle lleva su nombre. Pero la vida de Herve estuvo atravesada por los trenes: ingresó al ferrocarril en 1936 como mecánico de señales y telégrafos, recorrió estaciones en Coronel Pringles y Tandil, y participó de la vida sindical de los ferroviarios, que en su mayoría —según relataba él mismo— eran socialistas y militantes activos.
Al jubilarse, lejos de descansar, comenzó en 1984 a dedicar los veranos a recolectar caracoles y piedras de la costa. Salía cada mañana con una bolsa, recorría los médanos y regresaba para pegarlos pacientemente en las paredes. “Esos caracoles y conchillas no sólo hicieron de revoque en las paredes, sino que me permitieron volcar todas mis fantasías en la cocina, el patio y el living”, contaba en Clarín. Con el tiempo, la casa se volvió un punto turístico: turistas de todo el país se acercaban para conocerla y dejar su firma en los cuadernos de visitas que Plaul guardaba como tesoros.
La Casa de los Caracoles hoy: un patrimonio único en Mar del Sud
El proyecto de Plaul nunca pasó desapercibido en Mar del Sud. En una nota local publicada en 2011 se contaba que la vivienda, ubicada a pocos metros de la avenida principal, está revestida por alrededor de dos millones de caracoles. El propio constructor trabajó en ella hasta su fallecimiento, hace unos 15 años, y todavía hoy es un atractivo para quienes visitan la villa balnearia.
Sus familiares continuaron con algunas refacciones, aunque la erosión costera y el salitre hacen que las conchillas se desprendan y deban ser reemplazadas. Se trata, según vecinos y medios locales, de un caso único en América: una casa que combina arte popular, esfuerzo personal y una fuerte conexión con el mar.
En su fachada, un cartel la identifica también como Las Caracolas. Más allá de las inclemencias del tiempo, sigue en pie como uno de los patrimonios más llamativos de Mar del Sud, un símbolo de la perseverancia de un hombre que supo transformar la simpleza de los caracoles en un legado para todo un pueblo.
Fuente: Con información de La Noticia