El presidente Milei va rumbo a cumplir el primer año y es esperable que, a estas alturas, tal y como sucede con todos los mandatarios, se mida la confianza. Según el índice mensual que publica la Universidad Di Tella la confianza depositada en el libertario se viene derrumbando paulatinamente.
¿Qué es la confianza? ¿Se “derrumba”, se quiebra o se rompe? ¿Hay niveles? ¿Se puede recomponer?
Según el diccionario es “la esperanza firme que se tiene de algo o alguien” y “la seguridad que alguien tiene en sí mismo”. Para la Psicología es una teoría o hipótesis y está en íntima relación con las conductas de las otras personas. La confianza se va construyendo como tantos otros procesos, pero la nota distintiva es la noción de futuro que involucra, pues tiene que ver con las respuestas por venir y que se esperan de otros.
Confianza se emplea en frases tales como “abuso de confianza”, “voto de confianza”, “confianza ciega”, o tantas otras; la conducta contraria es la desconfianza y cuando es excesiva es disfuncional.
De acuerdo con historias, vivencias, creencias y aprendizajes nos movemos con cierto nivel de confianza: confiamos en los alimentos que consumimos, en el chofer que maneja un transporte público, en el médico que da un diagnóstico y ejemplos abundan. Personas con características fóbicas, experimentan miedo excesivo, no confían en quienes los rodean, el entorno es “poco confiable”, huyen de todo indicio de peligro, se aíslan y rara vez asumen algún riesgo; los seres desconfiados viven acosados por el temor y la incertidumbre.
Investigaciones revelan que hay diferentes niveles de confianza, que la oxitocina opera elevando los niveles y confiar en algo o en alguien es un proceso de construcción continua que se da desde el inicio de la vida. Eric Ericsson, psicólogo y psicoanalista germano-estadounidense, afirmaba que un niño que crece en un clima de afecto desarrolla una visión del mundo como un lugar predecible y seguro.
Para graficar suelo utilizar el concepto de fractura, que técnicamente es la pérdida de continuidad normal de la sustancia ósea; es una imagen real y dolorosa traducida en ese espacio vacío, interrumpido; un “hueso roto” que demanda un proceso de reparación.
A veces la confianza, como si la examináramos en una placa radiográfica, presenta fisuras y quiebres. Como en todo proceso las características también son continuidad y discontinuidad, como lo es en la discontinuidad en el tejido óseo, en una relación, en un proyecto, o en aquello en lo cual se depositó la confianza.
El derrumbe de una imagen o el quiebre de la confianza también es una imagen dolorosa, compatible con ese “ese espacio vacío”, con ese tejido que hay que restablecer; por lo tanto, recuperar o reconstruir la confianza es difícil. A veces o no hay recetas o si hay no dan resultados, ya que la intensidad de la ruptura, el peso de los actores involucrados, el dolor y la decepción siempre son proporcionales a las expectativas depositadas. Generalmente la marca de la fractura siempre queda presente pero lo bueno es que a veces esas marcas hasta nos mejoran.
Fuente: Por Guillermina Rizzo (para La Nueva)