Hace 30 años, en medio de uno de los momentos más tristes de su carrera profesional, Roberto Baggio hizo uno de los negocios que más satisfacción le iba a dar en su vida. Después de errar el penal en la final del Mundial de 1994, que se jugó en Estados Unidos y que le permitió a Brasil consagrarse como campeón, el jugador italiano compró un campo en Rivera, una pequeña localidad bonaerense al límite con la Pampa, que hoy es su lugar de desconexión.
Baggio, leyenda del fútbol mundial y ganador del Balón de Oro en 1993, es uno más de los casi cinco mil habitantes de este pueblo y los vecinos ya no se sorprenden al verlo. Es común encontrarlo en el supermercado, en la ferretería o cargando nafta para su camioneta. Es que este italiano, de carácter humilde y modesto, eligió nuestro país para refugiarse y tener la tranquilidad que difícilmente pueda tener en las grandes ciudades.
Un ferretero de Rivera que mantiene una amistad con Baggio desde hace más de 15 años, contó parte de esta curiosa historia. Tal es el grado de intimidad de ambos, que el exjugador de la Juventus, Fiorentina, y Vicenza, entre otros clubes, deposita su confianza en él para que le maneje el campo y otras cuestiones vinculadas a su vida profesional.
¿Cómo nace el amor de Roberto Baggio por la Argentina?
Él venía a la Argentina desde el año ‘92. Le gustaba mucho la zona de Reconquista (Santa Fe) por una amistad que tenía con gente allegada también a Gabriel Batistuta. El lugar le había gustado tanto que empezó a barajar la posibilidad de comprar un campo y poder venir más seguido.
¿Y cómo decide comprar un campo en Rivera, que es un lugar muy pequeño y con muy pocos habitantes?
La gente vinculada a una marca de la cual él aún es embajador le empezó a buscar lugares. Le mandaron a Italia varios VHS de diferentes campos con algunas características que él había pedido. Se quedó enamorado de uno de acá de Rivera que tenía un casco de estancia, una laguna propia y, además, estaba cerca del pueblo.
Él llega por primera vez al campo después de un momento especial en su vida, tras errar el penal en la final del Mundial 94…
El campo lo compró antes del Mundial y mandó a su suegro para que supervisara la puesta a punto y restauración para que cuando él llegara estuviera todo en orden. Nada hacía pensar todavía lo que iba a pasar en el Mundial 94. Después de eso, regresó a Italia y al mes vino directamente a Rivera por primera vez.
¿Y se enamoró del lugar?
Sí, es un apasionado. Viene dos o tres veces por año y es su lugar para desconectar. Sus vacaciones son en Rivera. No le interesa ir a otro lado.
¿Y cómo es la relación de Roberto Baggio con los vecinos de Rivera?
Rivera es un pueblo de 5 mil habitantes que está a 10 kilómetros del límite con La Pampa, en el partido de Adolfo Alsina. La gente vive principalmente del campo y tener a Roberto Baggio es un orgullo. El pueblo lo considera uno más. Él es una persona muy sencilla, muy cordial, habla con todo el mundo. Le gusta ir al supermercado, hacer las compras, ir a la carnicería. Suele andar solo acá, no tiene problemas con nadie. Es una persona muy austera, te hace sentir que sos uno más como él. Así que la gente lo adoptó como un riverense más.
Pero no es uno más.., ¡es una leyenda del fútbol!
Sí, obvio, no es cualquier persona. No pasa desapercibido y siempre se le acercan a saludarlo con mucho respeto, algo que él tambien aprecia. Suele andar solo y hace una vida diaria como cualquier persona de pueblo. Por supuesto, los chicos siempre se le acercan para saludarlo, gente que le viene a pedir fotos, que viene a pedir una charla, siempre hay gente que se le quiere acercar, pero todo con mucho respeto y con mucha claridad. Acá es uno más en el sentido que no lo molestan, no lo invaden, lo que le permite hacer una vida cotidiana muy tranquila.
¿Cómo empezó tu relación con él?
Yo nací en Rivera y tengo una ferretería. Un día vino a comprar, nos pusimos a hablar y pegamos onda. Yo lo atendí, le dejé mi número de teléfono anotado en un papel por si necesitaba algo, y me llamó a las dos o tres semanas para ver si no lo podía ayudar en el campo. Se había quedado sin encargado y necesitaba una persona que le manejara las cosas. Así fue el inicio de nuestra amistad.
Hoy sos su mano derecha, su persona de confianza…
Con el tiempo la relación se fue asentando y hoy en día no solo lo ayudo con el campo, sino también con otras cuestiones como negocios, charlas y seminarios. Estoy involucrado y lo ayudo a tomar decisiones con todo lo que tenga que ver con la Argentina.
¿Y cómo es él como persona, en el trato diario?
Es una persona que le gusta estar entre pocas personas, no porque no le gusten las grandes cantidades de gente, sino porque él dice y cree que de esa manera te puede prestar más atención y puede interiorizarse más sobre vos, lo cual te hace sentir importante. Cuando hablás con él te presta atención, se acuerda, está al tanto de todo lo que haya pasado. Con respecto a todo lo que tenga que ver con la Argentina, es un muchacho que consulta todo y lo tiene presente al momento de tomar alguna decisión. Y después, como amigo, compartimos momentos increíbles y anécdotas infinitas. Es un gran hombre, con un gran corazón.
¿Qué negocios tienen en el campo?
Él siempre arrendó el campo aunque desde hace algunos años lo empezó a trabajar. No tenemos animales y todo está apuntado a cultivos autóctonos como el trigo, la cebada, el maíz y el girasol. Hace cuatro años que decidimos, mediante un proyecto con ingenieros agrónomos y contratistas, poderlo trabajarlo nosotros y con eso se solventan los gastos del campo, de empleados, los impuestos y demás.
¿Qué relación tiene Roberto con la política argentina’ ¿Se interesa por las cosas que pasan en nuestro país?
Hace tiempo le entregaron el escudo de armas del partido Adolfo Alsina, pero lo cierto es que estas cosas mucho no le gustan. La realidad es que todo lo que tenga que ver con la política no se prende, no se mete, ni opina. Obviamente que tiene su opinión formada, pero es muy reservado en esas cuestiones.
¿Qué relación tiene con el mundo el fútbol y con otros exjugadores?
Tiene relación con Gabriel Batistuta y el Pupi Zanetti con quién se frecuentan en Italia. También es embajador de la FIFA y tiene una buena relación con el presidente Gianni Infantino. Sin embargo, Roberto tiene una vida muy tranquila, no suele ir a eventos, los esquiva y prefiere estar en su casa.
¿Sigue el fútbol argentino? ¿Es hincha de algún club?
Él es hincha fanático de Boca. La primera vez que vino al país vió un partido y se enamoró del equipo.
“La Chiquita”, su lugar en el mundo
Roberto Baggio es un enamorado de “La Chiquita”, el campo que compró en Rivera, un pequeño pueblo de la provincia de Buenos Aires, al límite con La Pampa. El lugar queda a solo 3 km del centro y suele quedarse ahí entre dos y tres veces por año. Allí, le gusta trabajar y también meditar, ya que es un fiel creyente de la religión budista.
Un dato curioso es que en cada evento del fútbol mundial, Baggio suele llevar un recuerdo de La Chiquita. Tal como se puede ver en las fotos, se hizo confeccionar una remera con la bandera argentina y el casco principal de su campo, que lleva a todos lados.
“En esta foto con Gianni Infantino tiene una remera negra con un símbolo grande que es una bandera argentina. Esa es la entrada y el plano del campo. Se hizo hacer esa remera y también buzos y camperas porque él ama ese lugar. Es el único lugar al que él viene de vacaciones”, afirmó Facundo Moscoso, la mano derecha del legendario futbolista en la Argentina.
Fuente: Con información de TN