Leandro Fernández (29), el joven que el domingo al anochecer murió en un choque frontal cerca de Lebon Regis, Brasil, tuvo una vida marcada por el dolor y las pérdidas, pero eso no le impidió seguir luchando para salir adelante, apoyado en su profunda fe. En Dos Hermanas, su pueblo natal en Misiones, la familia Fernández busca asimilar el nuevo golpe con las pocas fuerzas que le quedan. En la tarde del martes, los restos del joven fueron inhumados en el mismo cementerio donde están sepultadas sus dos pequeñas hijas.
En el Hospital de Cazador, su pareja, Daniela Veloso (25), se recupera de las heridas que sufrió. Sus familiares dijeron que evoluciona bien y ya se organizan para viajar y acompañarla.
El domingo a las 19.20, Leandro y Daniela viajaban por la ruta SC 350 en un Volkswagen Gol y al llegar a la zona de Lebon Regis, chocaron de frente con un Volkswagen T-Cross que se dirigía a Caçador. En este vehículo iba una pareja con su pequeño hijo.
El choque ocurrió en momentos que caía una intensa lluvia sobre la zona. Leandro y Daniela quedaron atrapados entre los hierros retorcidos del coche y fueron rescatados por los Bomberos Voluntarios. El joven falleció en el lugar pese al esfuerzo de los paramédicos.
Una vida marcada por la tragedia
Leandro se crió en una zona de chacras, en Dos Hermanas. En quinto grado repitió y ya no volvió a la escuela. Primero ayudaba en las tareas agrícolas y después empezó a buscar changas. “Siempre hacía algo. Yo le di un terreno y con la platita que iba ganando compró los materiales y él mismo se hizo su casa”, recordó Daniel, su papá.
El amor llegó rápido a la vida de Leandro y con apenas 19 años formó pareja con Daniela, que era del mismo barrio. “Creo que fue su primera novia”, dijo el papá. Al poco tiempo llegaría a sus vidas Estefi.
Con la ayuda de su familia pudo comprar su primer auto, que rápidamente se convirtió en un improvisado remís, necesario para generar ingresos en un poblado donde el trabajo no abunda.
La aparición de un tumor en la cabeza de Estefi los llevó ocho meses a un centro asistencial. Finalmente la pequeña falleció a sus 4 años. Luego llegaría Rubí, que nació con severos problemas de salud y a los dos meses murió. Otro golpe que a la pareja le costó asimilar.
Tras la muerte de sus hijas, Leandro se aferró a Enzo, su hermanito menor. “Siempre lo cuidaba, jugaban a la pelota”, contó su tía, Rosita Fernández. El joven fallecido en el choque tenía otros cuatro hermanos, entre ellos una mujer. Él era el mayor de los varones y fanático hincha de River.
Daniel contó que su hijo conocía muy bien las rutas del estado de Santa Catarina. “Siempre iba por esas rutas porque solía llevar o traer a la gente que va a trabajar a Brasil. Incluso él estuvo trabajando un tiempo allá”, recordó.
El 8 de diciembre, un día que enluta a la familia
Para la familia Fernández, el 8 de diciembre no es un día cualquiera. Es que esa misma fecha pero de 2022, también en un choque, falleció Daiana (26), la hija de Rosita. “Volvía en auto del jardín de infantes donde daba clases y la chocó una camioneta del Tribunal de Cuentas de la Provincia. La Justicia no hizo nada para esclarecer el hecho”, se queja la mujer.
Unos meses antes, en septiembre, un sicario asesinó de ocho balazos a otro primo de Leandro. Sebastián Fernández Da Rosa (42), más conocido como “Chany”, fue atacado minutos después de abrir su depósito de mercaderías, muy cerca del límite con Brasil.
Este hecho, como otros casos de sicariato que se produjeron en Bernardo de Irigoyen, en la frontera seca con Brasil, siguen en la impunidad.
Fuente: Con información de Clarín
