Cuando se conoció la renuncia de Emiliano Capella a la dirección técnica de La Emilia, el candidato natural para sucederlo era Rogelio Nardoni, el último entrenador que sacó campeón al Pañero en 2011. La presunción se hizo realidad cuando la dirigencia del club (el presidente Gianfranco Menicelli, Néstor Diamante y Víctor Fenossi) se reunió con el Bicho y acordaron su regreso. La foto refleja la felicidad de todos por el regreso concretado.
Se trata de un director técnico que fue campeón del fútbol nicoleño con La Emilia (conquistó la última estrella de la institución en 2011), dos veces con Belgrano (los primeros dos de su historia y el último con Social en el Apertura 2023. Además, al frente del Pañero logró el ascenso al Torneo Federal B. Hasta ayer Nardoni estaba trabajando como coordinador del fútbol de Belgrano.
Es un retorno que indudablemente genera una nueva expectativa en los hinchas. La Emilia cuenta con un plantel de enorme jerarquía que no pudo exhibir su mejor versión durante el ciclo de Emiliano Capella. Ahí estará el desafío del prestigioso flamante DT que asume en un momento complicado, ya que retan dos fechas para culminar la etapa regular del Torneo Apertura Pirruco Podestá y luego se inicia la Liguilla. Por ahora, uno de los equipos más ganadores de todos los tiempos (Defensores es el otro con la misma cantidad de títulos) está ingresando a los cuartos de final aunque no está nada dicho. Le quedan dos partidos difíciles (frente a Somisa como local en el Jacinto Gato López y ante Social en el Polideportivo Simón Apiza de Ramallo).
Del plantel actual, Nardoni conoce muy bien a varios futbolistas que ya ha dirigido y han sido campeones juntos en distintos equipos. ¿Podrá el hombre que se ha caracterizado por potenciar a sus planteles hasta llevarlos a la gloria exprimir a este grupo armado para pelear el título? El tiempo lo dirá. Lo que ya logró antes de asumir es hacerle recuperar la ilusión a los hinchas de La Emilia. Y eso no es poca cosa.
Sin dudas, su vuelta potencia y mejora a la competencia. Porque además de un excelente entrenador, es un señor fuera de la cancha y transmite una pasmosa tranquilidad que es bienvenida en estos tiempos de tanta histeria colectiva.
Fuente: Por Ignacio Arámburu