Los miles de visitantes del Monumento Nacional a la Bandera no dejan pasar por alto un relieve en la Sala de Honor que esculpió el artista rosarino Eduardo Barnes. Se trata de una mujer entregándole la bandera, la que se va a jurar a orillas del Paraná a Belgrano (Foto).
Aunque en honor a la verdad son pocos los argentinos que conocen su nombre: María Catalina Echevarría.
Maria Catalina conoció a Manuel Belgrano debido a que era amigo de su hermano de sangre, Vicente Anastasio Echevarría (abogado y Conjuez de la Audiencia desde 18106), encargado de una misión diplomática en Paraguay.
María Catalina, en febrero de 1812 con veintinueve años, cosió la bandera siguiendo las órdenes de Belgrano, con tela cedida por los Tuella (familia tutora de María Catalina), que eran dueños de un almacén de ramos generales en la Villa del Rosario.
Le llevó cinco días coser la bandera, tarea que realizó junto con dos vecinas que sus nombres se perdieron de la memoria popular.
Sobre la confección de la bandera, el historiador argentino Félix Chaparro afirmó que “el negocio de Tuella proporcionó el raso de seda blanco y celeste, y sin mayor dificultad la hermana del doctor Echevarría, bajo la dirección nerviosa de su huésped, unió dos trozos verticalmente, agregándoles quizás por todo adorno, un flequillo de oro en su extremo, para no desmerecer de las viejas enseñas hispanas que iba a enfrentar”
Hay que recordar que el Gobierno Central de Buenos Aires no le había dado permiso a Manuel Belgrano para hacer una bandera propia, lo cual genera un doble riesgo para Catalina: su acción podía molestar tanto a realistas como a los patriotas nacionales.
Una vez terminada la bandera, fue jurada el 27 de febrero de 1812 un rato antes del atardecer. María Catalina estuvo presente en la ceremonia e incluso llevó la bandera hasta las orillas del río Paraná, donde fue izada por primera vez por Cosme Maciel.
En este sentido, Adolfo Paulón sostiene que “María Catalina no sólo confeccionó la primera bandera argentina, sino que asistió también a la ceremonia de jura a orillas del Paraná y frente a las baterías de artillería Independencia y Libertad, en un momento en el que no era común que asistieran mujeres a una ceremonia militar”.
Una vez que enviudó, se trasladó a la localidad de San Lorenzo, a una residencia que poseía allí. Cuando tenía 84 años, falleció en 1866, luego de una vida sin ajetreo. Fue enterrada en el atrio del histórico convento de San Lorenzo.
En 1999, se representó en el teatro de San Lorenzo la obra “Ciudad, sombra de un pino”, a modo de homenaje a María Catalina. Diez años más tarde, la dama recibió un homenaje en la iglesia de San Lorenzo Mártir, en el 79.º aniversario de la creación de la bandera.
En la Catedral de Rosario, en un vitral que representa la jura de la bandera figura María Catalina. También el Concejo Deliberante rosarino impuso su nombre a una calle y una plaza sobre la calle Santa Fe (Rosario), a unas cuadras del Monumento.
Y también, después de tanto olvido, se colocó una placa conmemorativa en el Pasaje Juramento, en dicho promontorio. Esta placa fue propuesta como proyecto por el senador Rubén Giustiniani en 2012. Este fue el primer homenaje formal que recibió en su lugar de nacimiento.
La Escuela de Enseñanza Media Nº 549 lleva el nombre de “María Catalina Echavarría de Vidal”.
María Catalina no es solo un nombre más en nuestra historia, en sus manos estuvo el honor y la gloria de haber cosido la enseña que “al mundo con sus triunfos admiró”.