Los primeros indicios permiten inferir que esta batalla tendrá para largo en la Justicia. Incluso no se sabe con certeza donde. Alberto ha planteado que el caso debe ser trasladado de Comodoro Py a la Justicia Federal de San Isidro. Así sucedió con el escándalo de la fiesta de Olivos en pandemia. A criterio del ex mandatario los presuntos episodios de violencia habrían sucedido en la residencia. Fabiola, primero en declaraciones mediáticas, luego en su testimonio desde Madrid frente al fiscal Ramiro González, reveló que los problemas graves de relación habrían comenzado en 2016. Luego del compromiso en París. Cuando convivían, de modo no permanente, en el departamento de Alberto en Puerto Madero. Dato clave que apuntaría a mantener la causa en manos del juez Julián Ercolini. A quien el ex presidente, sin suerte, ha recusado.
En esa línea de estrategia judicial se montó su abogada, Silvina Carreira. Cuestionó a Ercolini por no haberla autorizado a presenciar la declaración de Fabiola. Habló de una contramarcha porque, al comienzo, el magistrado le habría dado permiso. Carreira ya pontificó que la palabra de Fabiola no sería válida. Anticipo del laberinto judicial que le aguarda a la guerra de la pareja que ocupó la quinta de Olivos hasta diciembre.
Fabiola comenzó a revelar nombres de personas que trabajaban en la quinta de Olivos y, al parecer, supieron de la sórdida convivencia con Alberto. Acusó al médico presidencial, Federico Saavedra, de haberla atendido cuando su ojo izquierdo quedó morado, según ella, por un golpe del ex presidente. Saavedra es jefe de médica clínica en el Sanatorio Otamendi. En los últimos días no concurrió. La ex primera dama involucró, además, a la ex ministra de la Mujer, Diversidad y Genero, Ayelén Mazzina. La joven vinculada a los hermanos Adolfo y Alberto Rodríguez Saa aseguró que nunca supo sobre aquel conflicto.
Otro aspecto de esta saga apunta al secuestro que la justicia dispuso del teléfono de Alberto. Del cual, mágicamente, habrían desaparecidos los mensajes de los últimos años intercambiados con Fabiola. El objetivo del secuestro fue puntual: verificar si el ex presidente violó las medidas “de restricción y protección” dispuestas por Ercolini después que Fabiola denunciara acoso. Entre aquella decisión del magistrado y el allanamiento en Puerto Madero transcurrieron 4 días. El lapso que estaba interesado en verificar el juez para saber si Alberto había incurrido en desobediencia. El contenido completo de ese aparato sería una bomba. El pánico se apodera del mundo político, empresario, periodístico y del espectáculo.
Tal temor se alimentó por una razón en los últimos días. La aparición de un video en la Casa Rosada donde Alberto parece divertirse con una periodista de radio y televisión. Las versiones dijeron que esa escena habría sido filmada por el ex presidente con otro teléfono. Se lo habría dejado en Madrid a su hijo, Francisco, para que se entretenga. ¿Fue verdaderamente así? . ¿Las imágenes resultaron descubiertas por Fabiola?. Se trata de una historia extraña. También, tal vez, de un descuido del ex presidente.
Mientras la confrontación entre ambos continúa (continuará), otros pretenden huir del estado de shock en que quedaron sumidos. El peronismo acompañará a Cristina Fernández en la declaración que prestará hoy por el intento de magnicidio en su perjuicio sucedido en septiembre del 2022. La ex presidenta y ex vice requiere, con urgencia, un marco distinto del que la dejó la guerra de Fabiola y Alberto. Lanzó un corto con aquel ataque. No le alcanzó con haber dicho que el ex presidente no hizo un buen gobierno. Fue ella quien lo ungió. Ahora aparece enlodado por temas de corrupción (negocios de los seguros) y de violencia de género. La apuesta anterior de Cristina, en una postulación tan prominente, había sido con la vicepresidencia de Amado Boudou. Terminó condenado por el caso Ciccone.
Javier Milei tomó nota con presteza de la nueva escena montada en la política con el enfrentamiento público entre Fabiola y Alberto. Desde que trascendió la información a través de Clarín, el domingo 4, no hubo un solo día que, a través de opiniones formales o por intermedio de la patrulla de tuiteros, el Gobierno no se haya referido al conflicto. De allí, debe suponerse, la queja del ex presidente acerca de que el caso estaría siendo “objeto de una utilización política”. ¿Qué esperaba, de verdad? .
La estrategia del Gobierno reconoció dos movimientos. En primer lugar, se ocupó de cuestionar la política de género del gobierno kirchnerista representada por el Ministerio de la Mujer, sus fondos abundantes y el millar largo de empleados. Luego el mensaje fue virando con sentido crítica hacia aspectos de las declaraciones y denuncias formuladas por Fabiola. Nunca por la violencia de género que dice haber sufrido. En todos los casos por los años que se desempeñó como primera dama.
En las últimas dos conferencias matinales, Manuel Adorni, el portavoz, hizo referencias. Habló de 21 viajes particulares que la ex primera dama habría realizado con aviones de la flota presidencial entre 2019 y 2023. No dejó pasar la memoria de los tiempos de la pandemia. “Recuerdo que el día que superamos las 100 muertes por la pandemia, subió a las redes fotos con globos y tortas. Está claro que el Presidente era Alberto, no era ella”, recordó Adorni. “Pero está claro que la señorita Yañez tomaba atribuciones que le daba el poder”, subrayó.
El escándalo de la pareja parece haber aportado otros beneficios a los libertarios. Quedó relegada (por ahora) la discusión en el bloque de Diputados por la visita que una comisión de La Libertad Avanza realizó a represores y violadores de los derechos humanos que cumplen condena en la cárcel de Ezeiza. Lourdes Arrieta, una de las participantes, hizo una denuncia judicial contra sus compañeros de andanzas. Adujo que había sido llevada engañada hasta el penal.
La prolongación del conflicto incubado por años en la residencia de Olivos es motivo de celebración para el mileísmo. Nadie reparó, por ejemplo, que el Presidente no fue recibido en Chile por Gabriel Boric. Sucederá lo mismo en México con Manuel López Obrador. Tampoco se prestó atención a qué, superados los días negros bursátiles en el mundo de la semana anterior, los indicadores argentinos continuaron con malos registros. El riesgo país continúa rozando los 1560 puntos.
La gran apuesta, para coronar una realidad dominada por pleitos ajenos, será perforar el piso inflacionario del 4% en julio. La Ciudad cantó 5.1%. Habrá que ver.
Fuente: Por Eduardo van der Kooy (para Clarín)