
“Fue una pesadilla. No puedo creer que haya pasado algo así y que haya sido la policía la que disparó”, expresó Romina Monzón, la madre de Valentino, el niño de 8 años que resultó herido durante un operativo de la Unidad Táctica de Operaciones Inmediatas (UTOI) en la zona de la Costanera.
El hecho ocurrió el domingo 12 de octubre, alrededor de las 22 h, cuando efectivos de la fuerza intervinieron en un enfrentamiento entre dos grupos de jóvenes que salían del Festival RICO, en el cruce de las avenidas Alberdi y Costanera. En ese contexto, un proyectil impactó en el rostro del niño.
“Estábamos esperando un Uber, todo tranquilo, cuando un grupo de chicos empezó a pelearse y a tirarse botellas. Me fui con mis hijos hacia un baldío para refugiarnos, pero la pelea siguió y de repente apareció la UTOI y empezó a disparar”, relató la mujer.
Según contó, en medio del caos intentó proteger a su hijo menor. “Lo agarré y él empezó a llorar y a taparse los oídos. Había sirenas, gritos, tiros por todos lados. Cuando lo alcé, vi que tenía sangre en la cara. El perdigón le rozó la mejilla, muy cerca del ojo. Gracias a Dios no le tocó la vista ni los nervios”, dijo.
Después del episodio, algunos efectivos de la misma fuerza se acercaron a auxiliarla y llamaron a una ambulancia. “Valentino temblaba del miedo, no quería subir a la ambulancia. En el hospital le hicieron una placa y me dijeron que el proyectil no había quedado adentro, pero que se le iba a hinchar la carita por el impacto”, explicó.
Horas más tarde, fue llevada por los mismos agentes a la Comisaría Primera para radicar la denuncia. Al día siguiente, el niño presentó vómitos y síntomas de shock emocional. “Estuvo descompuesto todo el día. La pediatra me dijo que era por el susto. Todavía tiembla cuando ve a la policía”, contó la madre.
Monzón fue tajante al describir la actuación policial. “El accionar de la UTOI fue horrible. Eran muchos chicos peleando, sí, pero no podés disparar así, sin mirar. Había un policía a dos metros de mí y de mi hijo, y siguió tirando como si nada, aunque vio que Valen lloraba y se agarraba la cara. No se acercó, siguió disparando”, afirmó.
Pidió que se revisen las cámaras de seguridad de la zona para identificar a los responsables. “Yo sé que eran cuatro los primeros policías que llegaron, todos hombres. Uno de ellos fue quien lastimó a mi hijo”, aseguró.
También señaló que no se trata de un hecho aislado. “Por Instagram me escribieron muchas personas contando que los hicieron caer de la moto o los corrieron sin motivo. Es como si no tuvieran control, como si pensaran: ‘soy policía y hago lo que quiero’”, agregó.
La causa está a cargo de la Unidad Fiscal de Instrucción N.º 13 del Departamento Judicial San Nicolás, que deberá determinar la responsabilidad de los agentes involucrados y las circunstancias en las que se produjo el operativo.
La madre de Valentino manifestó su temor por la falta de seguridad en la ciudad. “Hoy San Nicolás está muy desprotegida. Tengo tres hijos y me da miedo. Ya no puedo decirles que se acerquen a un policía si pasa algo, porque no sé cómo los van a tratar, y menos si son de la UTOI”, expresó.
Agradeció además el acompañamiento que está recibiendo de la comunidad educativa. “En la escuela están ayudándonos mucho. Van a poner un profesional para que hable con él, porque sigue con miedo. Cuando ve pasar un patrullero me pregunta: ‘Mami, ¿viene la policía de nuevo?’”, relató.
En cuanto a la Municipalidad, contó que se comunicó vía Instagram con el intendente Santiago Passaglia, quien le respondió que “ya estaba al tanto de lo que pasó, que la Justicia está interviniendo, ya que es un tema de los policías”.
El caso reavivó el debate sobre el uso de la fuerza por parte de unidades especiales en situaciones de desorden público y la necesidad de garantizar protocolos que prioricen la integridad de los ciudadanos, especialmente de los niños y familias ajenas a los conflictos.