La gestión de Javier Milei viene asestando golpes a las economías regionales, y una de las principales es la de yerba mate en la Mesopotamia. Así, el mate, un clásico, tiene un futuro condicional ante la advertencia del sector que no comenzará la cosecha.
El decreto 70/23 desreguló la actividad y le quitó sus facultades al Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM), que fijaba el precio del kilo de hoja verde a partir de la cual se movilizan los salarios y costos de todos los actores de la cadena de producción.
Sumado a eso, la apertura de las importaciones permitió que ingresara al país yerba de Brasil y Uruguay, lo cual agravó el escenario del sector.
La situación, que se denuncia desde principios de 2024 y que motivó protestas como una mateada en el Obelisco en junio, no solo continúa sino que se profundiza.
Las y los tareferos son el eslabón esencial y también el más débil de la cadena productiva de la yerba mate. En las últimas horas anunciaron que no cosecharán este verano en Misiones.
No levantarán la zafriña hasta que se discuta su salario
“Este Gobierno con el DNU 70 vino a desregular el INYM y ahora no hay quien diga cuánto va a valer la producción primaria de la hoja verde y a partir de ahí, el salario del trabajador, la preindustria y la industria que es el molino”, explica Ana Cubilla, secretaria general del Sindicato Único de Obreros Rurales (Suor) que nuclea a tareferas y tareferos de Misiones.
Cubilla señala que en marzo, el sector pedía que se fije en 505 pesos el kilo de hoja verde pero que, debido a la vigencia del decreto, se pagaba a 370 pesos el kilo.
“La cosecha empezó en marzo y terminamos en septiembre, se nos dijo desde el Gobierno que íbamos a llegar a 505 el kilo pero no solo seguimos con 370 pesos, y lejos de cumplir fue bajando hasta 180 pesos en septiembre”, remarca.
De cada kilo abonado al productor por la industria o molino, los tareferos se llevan sólo un porcentaje.
En septiembre equivalía a 70 pesos por kilo: “pedimos que cada cosecha valga $100 el kilo para nosotros, de la cadena somos los más vulnerables”.
“No vamos a comenzar”
Ante los ínfimos salarios y el contexto de recesión económica, tareferas y tareferos de Misiones decidieron otra medida de fuerza: “no vamos a comenzar la cosecha porque ya nos mintieron y no se puede con ese precio, con semejante pérdida».
Y agrega: No hay, siquiera, una mesa de diálogo porque la industria cree que está bien eso que nos quiere pagar. Además, este Gobierno no dialoga, te reprime o te saca de la ruta en lugar de buscar la solución a los problemas graves de nuestra economía regional”.
El paro de los tareferos tiene consecuencias directas sobre sus propios bolsillos, pero también puede generar faltante de yerba en las góndolas si la medida se endurece: “para los trabajadores, la consecuencia es catastrófica porque no tenemos entrada, en cambio los productores que ponen la tierra tienen otras formas de vivir, otros recursos”.
Aunque no hay registros oficiales, Cubilla cuenta que familias enteras, incluyendo niños, cosechan yerba mate en la provincia: “nos levantamos muy temprano, a las cuatro de la mañana, para ir al predio rural. Nos pasan a buscar en camión o camioneta y a las seis empezamos la cosecha”.
Un sector precarizado y no registrado
De cada árbol, con sus manos sacan solo las hojas, no las ramas: “al ser tan exquisita la industria y sacar solo la hoja, es imposible llegar a la tonelada en el día, que vale 60 mil pesos. Cada trabajador hace 350 o 400 kilos o sea que gana $25 mil o $30 mil el jornal”.
Las jornadas de trabajo son de entre ocho y nueve horas, sin contar las dos horas de viaje.
El sindicalismo rural denuncia el nefasto sistema de pago a destajo: “buscamos eliminar esa forma tan cruel de paga del trabajo. Al no tener un salario mínimo, vital y móvil asegurado, cuando llueve y no tenés la posibilidad de ir a la chacra a cosechar, ese día no ganás nada”.
Según el registro del Ministerio de Trabajo provincial, hay unos 7500 trabajadores tareferos.
Si se lo compara con los 950 millones de kilos de hoja verde que se cosechan en seis meses, se puede concluir que existe una mayoría no registrada.
“Hay mucha gente precarizada, sin recibo de sueldo, que después no se va a poder jubilar, además de no contar con ningún beneficio de seguridad social. Este año ha bajado el porcentaje de blanqueo”.
Fuente: Con información de Tiempo Argentino