
Con el objetivo de proteger la biodiversidad y garantizar la sustentabilidad de la actividad pesquera en el río Paraná, y frente a la pronunciada disminución de la población de varias especies ictícolas, el Gobierno de Santa Fe decidió suspender desde el 3 de diciembre y por un año la actividad de acopio de pescado con destino a exportación.
La medida quedó oficializada mediante la Resolución 332/2025 y está apoyada en fuertes argumentos: la población de sábalos de talla comercial (aptos para la reproducción) disminuyó más de un 75% desde 2019. Es un colapso que compromete de manera crítica la capacidad de recuperación de la especie. Y el sábalo, para peor, es la base de la cadena de alimentación del Paraná. Ante ese cuadro alarmante, actuaron en forma conjunta los ministerios de Desarrollo Productivo y de Ambiente y Cambio Climático.
La suspensión de acopio involucra a todas las especies que provengan de capturas realizadas en ambientes naturales del río Paraná y sus afluentes en la provincia. No involucra, sin embargo, a la cría artificial. Tampoco al acopio de la actividad artesanal.
Cuidar el ambiente y la actividad pesquera
«El río Paraná es muy importante y por eso tenemos que cuidarlo», resumió el ministro de Ambiente y Cambio Climático, Enrique Estévez. El funcionario abundó sobre las razones de la medida: «La pesca es una actividad de la que viven muchas familias y es parte de nuestra cultura, es nuestro deber garantizar que sea de sustentable». Señaló que se trata de «proteger sin imponer» para que la actividad sea sostenible.
Gustavo Puccini, ministro de Desarrollo Productivo, subrayó que «es una medida necesaria y extraordinaria para priorizar el resguardo del recurso y garantizar que a futuro se pueda seguir desarrollando la actividad pesquera».
Puccini aclaró que «se permite la exportación provenientes de la acuicultura», que es el cultivo de peces en ambientes controlados. El ministro señaló que la Provincia fomenta esa actividad como «alternativa productiva». Finalmente, Puccini remarcó que “la medida resguarda la pesca y el acopio de los pequeños pescadores».
La ciencia en auxilio del ambiente y la producción
La decisión de suspender el acopio para exportación está respaldada por una investigación de Ebipibes (proyecto nacional de Evaluación Biológica y Pesquera de Especies de interés deportivo y comercial en la cuenca del Río de la Plata).
Ese estudio concluye que el sábalo –especie que cumple un rol ecológico esencial como eslabón fundamental en la cadena alimenticia– está en crisis. Agrega que su reducción amenaza no solo la biodiversidad, sino el equilibrio de todo el sistema acuático.
La situación del recurso pesquero, además, no mostró mejoras sustanciales pese a las medidas restrictivas ya adoptadas, debido a factores como la bajante extraordinaria del río Paraná, las bajas temperaturas y la presión sostenida de la pesca.
La bajante, un factor que agrava la sobrepesca
Los niveles hidrométricos del río Paraná registrados durante las campañas de Ebipibes entre 2020 y 2024 mostraron una clara tendencia a la baja. De hecho, registraron los valores mínimos históricos de los últimos 20 años. Durante este tiempo, el río se mantuvo mayoritariamente por debajo del nivel de aislamiento, afectando la conectividad de los ecosistemas.
Según los informes Ebipibes, la bajante impactó directamente en la reproducción del sábalo y otras especies. También, en el crecimiento y supervivencia de ejemplares jóvenes.
Los datos obtenidos indican que la población de sábalos de talla comercial (aptos para la reproducción) disminuyó más de un 75% desde 2019, comprometiendo de manera crítica la capacidad de recuperación de la especie.
Cabe mencionar que en las campañas realizadas durante 2025 no se ha evidenciado una recuperación de las poblaciones de peces ni mejoras en las condiciones hidrométricas, lo que prolonga el estado de vulnerabilidad del ecosistema del río Paraná.
Pesca local y artesanal resguardadas
La medida exceptúa expresamente la pesca y el acopio destinado al mercado interno y local. Así se busca resguardar a las familias de pescadores artesanales, para las que la actividad es, además de sustento económico, una práctica cultural y social ancestral propia de las comunidades ribereñas.
También se permite la exportación cuando se trate de ejemplares provenientes de la acuicultura. Se trata de una actividad como alternativa productiva que agrega valor y favorece la diversificación de las economías locales.
Fuente: Con información de El Ciudadano



