El hockey de Somisa está de fiesta. Tras una temporada inolvidable, las chicas del Barrio consiguieron el ansiado ascenso a la Segunda División del hockey del Litoral. La gesta se cerró en Rosario, con una victoria por 2-1 ante Duendes B en la revancha de la promoción. COSA CIERTA habló con Irina Labbozzetta, autora de los dos goles más importantes del año somisero.
La hazaña
“Somos una familia”, repite con emoción, una de las goleadoras del equipo y figura clave en el triunfo. Sus palabras no son un cliché: reflejan el espíritu que llevó a Somisa a alcanzar el objetivo mayor. Un espíritu cultivado desde la dirección técnica de Diego Baconsky, quien, junto con sus jugadoras y ayudantes, tejió una temporada memorable a pesar de las adversidades de toda índole.
“Nos tratamos como hermanas, con confianza y respeto. Eso nos hizo diferentes”, cuenta Irina. Su aporte no fue menor: con 15 goles en la temporada y dos en el partido decisivo, dejó su huella imborrable en la historia del club. Pero ella es humilde: “Esto no lo logré sola. Sin el partidazo de mis compañeras, esos goles no hubieran sido posibles”.
La batalla en Rosario
El ascenso se definió en un duelo de vida o muerte. Tras el empate 2-2 en la ida en San Nicolás, Somisa viajó a Rosario sin margen de error (la ventaja deportiva la tenían las rosarinas). “La clave fue jugar a lo nuestro, mantuvimos nuestra identidad de juego, sin desesperarnos, aunque sabíamos que empatar no nos servía”, explicó la número 16 (una casaca respetable en la identidad somisera).
El primer tanto llegó en el ocaso del PT, cortesía de Labbozzetta. Pero fue el segundo (cuando ya estaban 1-1) el gol que quedará en la historia del club. Un rebote soñado que Irina mandó al fondo de la red en los minutos finales para sentenciar la historia y concretar el ascenso.
-Quedaban 6 minutos y la historia se terminaba ¿Qué pasó por tu cabeza cuando te quedó ese rebote y la mandaste a guardar?
–Fue una bocha soñada por cualquier jugadora, enfrente del arco, y sin marca. Fue una pelota lenta, donde de verdad pasaron muchas cosas por mi mente, principalmente la duda entre hacer un push levantado, darle con todo o hacer un pase. Opté por la segunda opción y traté de pegar lo más fuerte posible, cosa que me encanta. Gracias a Dios entró.
La victoria no solo significó un ascenso, sino también un homenaje a dos pilares ausentes: Koky y el Pela. “Ellos son la base de todo esto. Nos empujaron desde arriba y su legado nos seguirá guiando siempre. Como dijo Koky una vez: nosotros somos una familia, los entrenadores son como los padres, las jugadoras hijas y entre nosotras hermanas’’, recordó Irina con la voz quebrada.
Caravana en el Barrio
La fiesta no tardó en estallar. “Fue espectacular volver al club así, sabiendo que regresamos más fuertes que nunca”. El logro no solo fue celebrado por las jugadoras y sus familias, sino también por todo Somisa, un club que no para de crecer debido al esfuerzo de sus deportistas.
Para ella, Somisa es mucho más que un club. “Es mi familia adoptiva”, dijo. Llegó a San Nicolás en 2018 desde Buenos Aires, y encontró en Somisa un hogar. “Los planes de Dios son perfectos, acá conocí a personas que marcaron mi vida. Nada fue fácil, pero juntos seguimos adelante”.
Vuelve el clásico
El próximo año, el hockey nicoleño vibrará con el retorno del clásico entre Somisa y Regatas, tras el descenso de este último. “Va a ser especial, claro. Pero para nosotras será un partido más. Salimos a dar lo mejor siempre, sea quien sea el rival”, admitió Irina.
Mensaje final
‘’Agradezco mucho a todos, valoro cada día entrenando, siendo profe y cada finde compartiendo con esta enorme familia. Creo que de a poco este deporte va tomando relevancia y espero que siga creciendo mucho más, que nos sigan apoyando porque lo merecemos. Estamos haciendo ruido, pero ruido del bueno, estamos demostrando que somos capaces de mucho más, así que el que quiera acompañar es bienvenido’’, sentenció la salvadora del ya ascendido Somisa.
Fuente: por Franco Francesconi
