
Pese al actual complejo entramado político argentino, los Passaglia nunca renuncian a tener el mando despótico en cualquier circunstancia.
En los últimos días no le mandaron a decir a La Libertad Avanza (LLA) sino que se lo hicieron saber en primera persona sus altísimas exigencias para consolidar su posición y pintarse de violeta de pies a cabeza.
La postura no solo refleja las ambiciones políticas, sino también una estrategia que podría redefinir el mapa electoral en la Segunda Sección Electoral, donde pasaron por encima a todos los intendentes de cada distrito.
Los Passaglia solicitaron sin vueltas el control total y absoluto de la Segunda, lo que incluye la facultad de armar listas sin ningún tipo de condicionamientos en, al menos, cinco distritos. Además, exigen dos lugares en la lista de candidatos a diputados provinciales “a salir” y un financiamiento acorde a las necesidades que consideran cubrir. Estas demandas evidencian una postura firme y decidida, pero esencialmente arbitraria por parte del clan nicoleño, que busca maximizar su influencia en un contexto electoral cada vez más competitivo.
Sin embargo, la respuesta desde LLA no habría sido favorable a los interesados en cerrar rápido el negocio.
Dirigentes con poder de decisión dentro del espacio mileista no ocultaron su descontento ante lo que consideran un intento de los Passaglia por actuar como siempre lo hacen: al mejor estilo “patrones de estancia”. Y por supuesto que está actitud no cayó nada bien en el seno de LLA, donde germinó una clara resistencia a satisfacer las exigencias planteadas.
Algunos líderes de LLA señalaron que jugar con la boleta violeta los posiciona en condiciones inmejorables debido a los altos niveles de aceptación del presidente Javier Milei.
Y al mismo tiempo, armar una nómina propia les permitiría conocer su verdadero lugar en el electorado y presentar candidatos genuinos.
¿Passaglismo vecinalista?
La amenaza velada por parte de los Passaglia de “jugar” las elecciones con una lista vecinalista añade otra capa al análisis. Aseguran tener el caudal de votos necesario para conseguir, como mínimo, un legislador si deciden seguir ese camino. Este plan es un nuevo intento por parte del passaglismo de distanciarse del macrismo, un espacio que actualmente rechazan abiertamente y de manera enérgica.
El panorama revela una dinámica política tensa y compleja. Por eso, los Passaglia evalúan seriamente un armado vecinalista como alternativa viable frente a la falta de acuerdo con LLA.
En este sentido, su estrategia podría ser vista como un intento por consolidar una base política propia que les permita mantener relevancia en el escenario provincial.
Las exigencias planteadas por los mandamases nicoleños al espacio violeta no solo reflejan las ambiciones personales de siempre y la continuidad de proyectos estrictamente individuales, sino también una lucha por el control político en un momento crucial.
La cuestión central será saber si es real y franco que LLA impugna acuerdos con la verdadera casta, que encarnan como pocos en el país los Passaglia o el rechazo a esa denominada casta es solo “fulbito para la tribuna”. La pelota la tiene LLA. Resta esperar que convierta el tanto que le puede dar el triunfo. O bien, un gol en contra.