Sociedad

María Luz Ponzi: política, emprendimiento y formación con propósito

Desde su formación en Ciencias Políticas hasta la creación de espacios para jóvenes y emprendedores, impulsa procesos de crecimiento personal con herramientas concretas y mirada social

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María Luz Ponzi, emprendedora con la convicción de que una profesión o un título no definen a una persona, se formó en Ciencias Políticas en la Universidad Nacional de Rosario, motivada por el sueño de infancia de ser presidenta de la Nación. Luego descubrió que esa carrera abría otras puertas: coordinar equipos, atender necesidades y generar oportunidades desde el presente. Siempre con la idea de volver a San Nicolás y desplegar su potencial en la ciudad.

Sus primeros pasos en la actividad: “Durante la primera gestión de Ismael Passaglia presenté mi primer proyecto, que abordaba la vinculación entre jóvenes, trabajo y política. Ya había generado contactos con empresas, pero en ese proceso surgió una problemática vital: los jóvenes no sabían cómo presentarse en una entrevista laboral. Ahí puse todo mi foco: entrenar previamente para el trabajo, fortalecer habilidades y brindar herramientas para facilitar el ingreso al mundo laboral. En tres años logramos insertar a más de 2500 jóvenes, de los cuales el 40% obtuvo un empleo permanente. Después llegó otro proyecto, llamado ‘Club de Emprendedores’, a nivel nacional. Junto a mi socia, que es ingeniera integral, unificamos la agencia de desarrollo del municipio y la UTN en su sede regional, y nos convertimos en especialistas en desarrollo de ecosistemas emprendedores. Buscamos entender qué otras aristas hacían falta para quienes querían iniciar un negocio”.

El concepto de “emprender” ha marcado fuertemente su camino: “Emprender es organizar todos los recursos disponibles para desarrollar una idea en función de un objetivo. Todos emprendemos, aunque sea en lo más mínimo. También hay otros condimentos: la pasión, los fracasos que te enseñan por dónde no ir, saber barajar y dar de nuevo. Y la virtud más fundamental: la determinación. Sin eso no podés emprender. O comenzás a desarrollarla o te rodeás de personas que sí la tengan”.

Los aprendizajes durante el proceso resaltan la importancia de cómo pararse frente a la adversidad: “La determinación, la suerte y el rodearte de personas que te sostengan son pilares fundamentales dentro de cualquier emprendimiento. Pero también existen factores que no podés controlar, como los contextos, los ambientes o las crisis inesperadas. Son reales y deben tomarse con la seriedad correspondiente. Ante esa amenaza, explicamos que sí hay cosas que podemos controlar: nuestras fortalezas y habilidades. Si tenés claro con qué contás y quién sos, lo que aparezca enfrente, tarde o temprano, lo vas a superar. De eso tenés que ser consciente, y también respetar los tiempos. No hay nada más inteligente que atender nuestras necesidades y saber pedir ayuda”.

Fuera del emprender, tiene otras pasiones: “Me encanta viajar y cocinar. Cocinar me fascina aún más, es mi cable a tierra, me dedico tiempo a través de esa actividad. Hago cenas abundantes. Cambié muchos de mis hábitos: cambié horas de celular por libros, todo para tener más energía al día siguiente. Llego a casa y es mi momento. Además, soy celíaca, por eso tengo que hacer un esfuerzo extra y poner creatividad en las comidas. Eso también se refleja en otras áreas de mi vida. Me hace muy bien al alma. Es mi mejor forma de expresar cariño. También la actividad física es un hábito nuevo en mi vida: en el spinning encontré a mi mejor psicólogo”.

Saber cómo comunicar quién sos, qué sabés hacer y qué no, implica un recorrido teórico, práctico y espiritual más complejo de lo que se piensa. Sumergirse en todas esas condiciones, virtudes, habilidades, defectos y amenazas que atraviesan al ser humano configura una integridad que acompañará el camino por el resto de la vida. En ese recorrido aparecerán personas que jugarán para los dos bandos, y habrá que aprender a discernir con quién rodearse. Cumplir un objetivo, tomar una decisión, tener un sueño, compartir, vivir y emprender son pulsiones que la vida, tarde o temprano, te va a ofrecer. A partir de ahí, la determinación con que ejecutes tus acciones marcará tu destino. Y hay que ser consciente de cada privilegio y cada consecuencia que toque afrontar.

Una rama del emprender se ejecuta como una acción artística maravillosa: acompañar. Y como su nombre lo indica, Luz está para eso: para iluminar un poco el camino a través de las herramientas que revela o para acompañar desde su simpleza la realización de los objetivos. Nadie se salva solo.–

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