Sociedad

Mariano Abad: el hombre de las mil imágenes y múltiples formas de observar

Rosarino con raíces en Pergamino, hijo de artistas, docente y fotógrafo con más de 25 años de trayectoria, coordina hoy el Estudio Abad, un espacio donde convergen diversas miradas sobre el arte

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Mariano Abad vivió su infancia y adolescencia en Pergamino. Hijo de una familia de artistas por parte de madre, estudió actuación y luego, por consejo familiar, decidió probar suerte con la fotografía. A lo largo del tiempo, combinó su oficio con la docencia, tanto en la escuela de arte como en la UTN. Es padre, compañero de Roxana y un apasionado de la naturaleza. Actualmente lidera el Estudio Abad, un espacio donde distintas perspectivas artísticas encuentran lugar.

La llegada del arte a una vida puede ser una ventana: “Venía estudiando actuación, mi madre vio que me resultaba fácil sacar fotografías y no tenía timidez para hacerlo, así que aconsejó comenzar esa carrera. Empecé con materiales prestados o usados, y lo que más me llamó la atención fue la primera clase que tuve en Rosario. El profesor explicó de forma innovadora la introducción al mundo de la fotografía, al punto tal que me encantó desde el primer momento. En ese entonces no era común hablar con tanta soltura o simpatía. Quedé fascinado. Es algo que hoy intento transmitir cuando enseño: inyectar las ganas de descubrir un espacio maravilloso donde todavía no vi el final.”

Toda carrera profesional nace con algún consejo: “La fotografía, como toda rama artística, tiene sus prejuicios. El consejo que puedo dar es que al comienzo hay que ser abarcativo, aceptar todo tipo de trabajos sin importar el ámbito. Al principio requiere sacrificios: trabajar fines de semana, perderse momentos con seres queridos o incluso descansar menos. Pero esa experiencia es clave para decidir luego en qué estilo especializarse. Con el tiempo, en tu carrera profesional, vas a tener que elegir un camino. No hay un fotógrafo especialista en todo, y eso también hay que comprender. Así que al principio jugá en todas las canchas, después decidite por una y especializate.”

Como docente, busca ofrecer una nueva mirada sobre la adquisición del conocimiento: “La docencia cambió. Ya no somos la autoridad que baja información, sino facilitadores. Desde ese lugar se debate y se profundiza. En la parte técnica sí debo impartir conocimiento. Trato de que las clases no sean un monólogo, sino que aprendan de forma divertida, dinámica y con curiosidad permanente.”

Los cambios del tiempo han hecho perder ciertas visiones sobre la fotografía: “Vivimos en un mundo que lo quiere todo ya, sin apreciar lo que está pasando. Las nuevas generaciones en la fotografía no tienen en cuenta otros aspectos al desempeñarse: no leen, no observan, no estudian, no entienden la importancia de la iluminación, por ejemplo. Se preocupan por tener la mejor cámara, recomendada por influencers sin conocimiento técnico. Hoy no creo que exista un alumno que sepa todas las funciones de su cámara o que conozca a los referentes locales. Eso es un problema.”

Nuevos agentes influyen en el trabajo fotográfico: “En este proceso ansioso de búsqueda de aprobación, muchas veces tengo que relacionarme con community managers (generalmente en el ámbito empresarial) que me piden los trabajos sin editar para luego seleccionar las imágenes y alterar el orden del trabajo. A mí me gusta trabajar, editar y entregar el producto final. Después se puede ver qué cambiar, pero esa forma de interacción a veces me resulta tediosa.”

La experiencia, sumada a la actualidad, genera nuevas reglas para ser un buen profesional: “La adolescencia actual está dormida, en la pavada, con miedo a lo que vendrá o a salir a buscar su lugar en el mundo. Hay que dejar las redes como espacio de ocio y usarlas también para mostrar aptitudes profesionales. Como consejos en fotografía, diría que hay que ser observador, prestar atención a la iluminación según el momento del día, y sobre todo saber manejar los tiempos de comunicación. No podés tardar horas o días en responder una consulta o mandar un presupuesto.”

Ir por su camino sembrando y cosechando enseñanzas es algo que Mariano Abad aprendió desde temprano. Como cualquier artista, con el paso del tiempo germinó su propia impronta. En su caso, la fotografía se convirtió en un espacio donde confluyen miles de miradas. Intenta también forjar un legado junto al acompañamiento de su familia en todos los ámbitos. El arte y la vida no solo se entrelazan, sino que generan regresiones y proyecciones de momentos inolvidables, como esas fotos que desde hace más de dos décadas viene capturando.

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