
En el WhatsApp de su emprendimiento, Camila se presenta: “Somos Cherry, moda circular. Te ofrecemos prendas importadas de excelente calidad, de las mejores marcas, a las cuales se les da una segunda oportunidad. Son piezas únicas y realmente a un precio accesible”.
En diálogo con Cosa Cierta, la joven nicoleña explicó que el proyecto nació por su afinidad con la reutilización. Tiene tres hijas que se visten con ropa que recircula. Aunque emprendió luego del despido de su esposo de la planta Acindar para afrontar dificultades económicas, la impulsa también la intención de difundir esta práctica en la ciudad.
Candela, por su parte, tiene 22 años, estudia Ingeniería Industrial y está al frente de @otravezsopa.kids. Desde esa cuenta de Instagram invita a comprar, vender y reciclar con el objetivo de instalar una forma de consumo más consciente.
Su iniciativa comenzó en plena pandemia, cuando publicó en Facebook ropa que ya no usaba. También incluyó prendas infantiles de la familia, en perfecto estado por la escasa actividad social de ese período. “Las publiqué y en media hora recibí cincuenta mensajes”, recuerda. En septiembre de 2022 creó su perfil en Instagram y, desde entonces, comercializa artículos de quienes desean prolongar la vida útil de su vestimenta. Actualmente, ofrece opciones desde recién nacidos hasta talle 14.
Ambas emprendedoras reconocen el impacto ambiental de la industria textil, una de las más contaminantes del mundo. El fast fashion —modelo de producción y consumo acelerado de indumentaria a bajo costo— y las compras impulsivas sin criterio sustentable agravan el daño ecológico.
Aunque en San Nicolás la moda circular aún no tiene el desarrollo que presenta en ciudades como Buenos Aires o en países europeos, desde sus espacios promueven hábitos de consumo más responsables.
Desde @cherry_ropacircular, Camila sostiene que procura acercar indumentaria de excelente calidad, con precios que se adapten al bolsillo y a toda la familia. “Al ser ropa importada, lo valioso es la relación entre precio y calidad. Se nota cómo quienes conocen esta alternativa se suman y se quedan. Es un estilo de vida poder comprar con más conciencia y aprovechar cada prenda”, señaló.
Candela, en tanto, explicó que eligió centrarse en ropa para niños porque considera que, a diferencia de la de adultos, las prendas infantiles tienen una vida útil más corta. “Ellos crecen rápido y su contextura cambia en poco tiempo. Hay bodys que se usan solo dos o tres veces. La idea es darles una segunda oportunidad a esas prendas que están nuevas”, reflexionó.
Un dato clave
Según datos de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), la industria de la moda es la segunda más contaminante del planeta. Se estima que consume anualmente 93.000 millones de metros cúbicos de agua —suficiente para cubrir las necesidades de cinco millones de personas— y que arroja al mar medio millón de toneladas de microfibra, lo que equivale a tres millones de barriles de petróleo.
Además, el sector textil genera más emisiones de carbono que todos los vuelos y envíos marítimos internacionales combinados, lo que agrava el cambio climático y el calentamiento global.
Expertos y organismos internacionales advierten sobre los efectos sociales, económicos y ambientales del modelo actual y remarcan la necesidad de promover prácticas de producción y consumo más sostenibles y éticas.