
A pocos días del silbato inicial en el Mundial de Futsal Silencioso en Italia, la Selección Argentina de Sordos, con sus equipos masculino («Los Jabalíes») y femenino («Las Castoras»), se encuentra en una carrera contra el tiempo. No es una lucha por medallas, sino por pasajes y alojamiento. Pero en este desafío emerge una característica distintiva del pueblo argentino: la inquebrantable solidaridad que ahora es su mayor esperanza.
El director técnico Pablo Artesi compartió la crítica situación que atraviesa este deporte amateur. Aunque la federación ya cubrió las inscripciones con 7 millones de pesos, viajar a Italia requiere una suma monumental: se necesitan 140 millones de pesos para que los varones viajen, y 250 millones si se suma al equipo femenino. «No tenemos ni el vuelo ni el hotel», se lamentó Artesi, evidenciando la dura realidad de una delegación que, como tantas otras en el país, depende de la autogestión y el corazón de su gente.
La urgencia es palpable. Los costos de los pasajes a Roma se dispararon a 2.500/3.000 dólares por persona, y la cercanía de la fecha no ayuda. De no conseguir los fondos, Argentina no solo perderá la inversión y enfrentará una multa de 7.000 dólares, sino que también será suspendida hasta 2027, un golpe devastador para el desarrollo del futsal silencioso en el país.
En su desesperada búsqueda de apoyo, la selección no se detiene. Representantes de «Los Jabalíes» estuvieron presentes en el exitoso streaming de Davoo Xeneize y Gastón Edul, difundiendo la colecta y sensibilizando a una audiencia masiva sobre su situación. Este esfuerzo se suma al llamado de Artesi a empresas y entidades nacionales, buscando patrocinios que ofrezcan visibilidad y la oportunidad de «profesionalizar el deporte sordo»: «Somos el único país de Sudamérica que todavía no está confirmado».
La esperanza de estos atletas reside precisamente en la solidaridad del pueblo argentino. Históricamente, ante cada gran desafío, la comunidad se une, organiza colectas, difunde mensajes y abre sus corazones. Se espera que esa misma fuerza que ha caracterizado al país en incontables ocasiones, sea la que impulse a «Los Jabalíes» y «Las Castoras» a ese sueño mundialista, permitiéndoles representar a la Argentina en Italia y seguir inspirando a toda una comunidad.