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Nicolás Romero, el joven panadero que se convierte en promesa del pádel

Con 17 años, combina el colegio, el trabajo en una panadería y los entrenamientos para seguir creciendo en el deporte que lo apasiona y donde ya cosechó títulos en todas las categorías que disputó

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En la ciudad, donde los sueños muchas veces compiten con las exigencias diarias, Nicolás Romero se destaca por su constancia. Tiene 17 años, es estudiante, trabaja en una panadería por las tardes y, en cada hueco que su rutina le permite, entrena para superarse en el pádel, deporte que eligió como su proyecto de vida. Campeón en todas las categorías en las que participó, hoy es bicampeón de cuarta, y sueña con dedicarse profesionalmente.

– ¿Cuándo y cómo arrancaste con el pádel? ¿Siempre te gustó o hubo otro deporte que te llamaba la atención?
– De chico siempre me gustaron los deportes. Jugué al fútbol, pero por una molestia en los tobillos tuve que dejar. Probé con el tenis, pero justo era verano y empecé a ir a un camping que tenía cancha de pádel y ahí conocí este deporte.

– A los 17 años ya fuiste campeón en todas las categorías que jugaste. ¿Dónde está la clave?
– Creo que el pádel, como todos los deportes, es un conjunto de cosas: constancia, disciplina, técnica y no bajar los brazos. Buscar los errores para mejorarlos es fundamental.

– Sos bicampeón de cuarta categoría. ¿Cómo vivís este presente?
– No fue fácil salir campeón porque hay muchas parejas buenas. Al principio, cuando me ascendieron, me costó mucho adaptarme. Pero lo importante es seguir intentando, que en algún momento llegan los buenos momentos.

– ¿Cuál es tu pareja deportiva? ¿Cómo se logra esa química?
– Mi compañero es Benjamín Unzué. Jugamos hace poco y todavía hay cosas por mejorar, pero es un jugadorazo y nos complementamos muy bien.

– ¿Cuál fue el partido más difícil que jugaste hasta ahora?
– Todos los partidos son difíciles. Cada rival es distinto y te obliga a plantear el partido de distintas formas.

– ¿Singles o dobles? ¿Dónde te sentís más cómodo?
– Nunca jugué en singles porque en la zona no hay canchas, pero me gustaría probar alguna vez.

– Trabajás en una panadería para bancarte los torneos y las raquetas. ¿Cómo es esa rutina entre estudio, trabajo y entrenamientos?
– Es medio cansador, pero vale la pena. A la mañana voy a la escuela de 7:30 a 14, de 15 a 17:30 trabajo en la panadería y a la tarde-noche, día por medio, entreno en Villa Constitución.

– El pádel no es un deporte barato. ¿Tuviste que hacer grandes sacrificios para seguir compitiendo?
– Sí, es un deporte bastante caro. Por suerte tengo a mis viejos que me apoyan un montón y me ayudan a cubrir los gastos.

– ¿Cómo hacés para mantenerte motivado en los momentos difíciles?
– En esos momentos hay que estar más concentrado y tratar de no enojarse, porque si te frustrás perjudicás también a tu compañero.

– ¿Quiénes son las personas que más te apoyan en este camino?
– Mis papás, mi familia y mis amigos. Me siguen a todos lados y soy muy afortunado de tenerlos.

– Estás por terminar la secundaria. ¿Cómo te imaginás en los próximos años? ¿Te gustaría dedicarte profesionalmente al pádel?
– Sí, este año termino la escuela y quiero empezar a dar clases. Mi sueño es dedicarme profesionalmente al pádel. Mi objetivo es seguir mejorando técnica y mentalidad, que son claves en este deporte.

– ¿Tenés algún referente en el pádel o en otro deporte?
– Me gusta mucho el estilo de juego de Agustín Tapia, y también admiro a Messi en el fútbol y a Curry en el básquet.

– ¿Cómo te gusta desconectar del deporte en tu tiempo libre?
– Me gusta estar con amigos, con la familia o solo. A veces voy a jugar un turno, pero no soy mucho de salir.

– ¿Qué consejo le darías a los chicos que quieren empezar a jugar al pádel?
– Que sean constantes y que traten de no enojarse tanto. Van a tener más momentos malos que buenos al principio, pero las cosas lindas llegan con el tiempo.

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