
El salvataje del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a su principal y casi único aliado incondicional latinoamericano, Javier Milei, no es como dijo el ministro de Economía, Luis Caputo, sin pedir nada a cambio. El secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, anunció por X el combo de ayuda pero en paralelo aclaró que ya negocia la baja de la suspensión temporaria de retenciones a las exportaciones agropecuarias. La medida del Ejecutivo libertario, desesperado por dólares, favorece a las grandes cerealeras locales pero desplaza de los mercados a sus competidores estadounidenses, los llamados farmers. Es que son tradicionales votantes republicanos.
Otro tema ríspido para Estados Unidos relacionado con la decisión de bajar a cero las retenciones hasta el 31 de octubre es la movida de China, en guerra comercial y tecnológica con la potencia americana y obsesión de Trump. El gigante asiático, que aprovechó para escalar sus compras de soja a la Argentina.
“Y estamos trabajando con el gobierno argentino para poner fin a las exenciones fiscales para los productores de materias primas que conviertan divisas”, advirtió Bessent en su saga de posteos sobre el entendimiento.
La información volcada pro las autoridades estadounidenses incluye en el combo de auxilio al Gobierno argentino la compra de bonos para recuperar su cotización y bajar el riesgo país, y así poder refinanciar deuda a futuro en el mercado. También, un crédito cuyo monto no está explicitado y una línea swap (financiamiento con canje de monedas) al Banco Central por 20.000 millones de dólares.
Ese swap es, si se confirman los trascendidos, un poco superior al de 18.000 millones de dólares que la autoridad monetaria argentina tiene vigente con China. Otro de los reclamos no oficializados de la Casa Blanca es cortar esa conexión financiera con el gigante asiático en función del eje geopolítico de Trump.
Después de las elecciones seguimos charlando
No obstante los anuncios y la repercusión favorable en «los mercados», que desactivó por el momento la tormenta perfecta que se cernía sobre el esquema de financiamiento especulativo armado por Caputo, la ayuda para que la Argentina pague sus vencimientos de deuda de noviembre, diciembre y, sobre todo, a partir de enero, quedó para después de los comicios del 26 de octubre. Eso es lo que aclaró Bessent.
“Inmediatamente después de las elecciones, comenzaremos a trabajar con el gobierno argentino en el pago de sus principales deudas. Seguiré de cerca los acontecimientos y el Tesoro sigue plenamente preparado para hacer lo que sea necesario”, finalizó el secretario del Tesoro sobre la postergación de ese tema clave.
Retenciones, costos, ganadores y perdedores
La baja de retenciones a granos, luego extendida a carnes, es el intento de Caputo por adelantar las liquidaciones de exportaciones de las cerealeras y hacerse de dólares para enfrentar la volatilidad del tipo de cambio.
El costo no es menor: para un Gobierno que hace del equilibrio de las cuentas públicos un factor sagrado, implica un gasto fiscal de más de mil millones de dólares. Los ganadores son los grandes consorcios exportadores, más que los productores. En el caso sobre todo de las carnes, es probable que aun en un momento de recesión, el resultado sea un aumento de precios en el mercado interno.