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“No se puede confiar en nadie”, dijo la madre de la nena abusada por su padrastro

Luego del fallo del Tribunal Oral en lo Criminal N° 2, la mujer relató cómo se conocieron los hechos, describió las secuelas en su hija y manifestó su disconformidad con la pena dictada por la Justicia

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El Tribunal Oral en lo Criminal N° 2 de San Nicolás dictó este martes una sentencia de 19 años de prisión para Nicolás Valenzuela, tras hallarlo culpable de los delitos de abuso sexual agravado con acceso carnal en concurso real, junto con el cargo de corrupción de menores. El fallo, comunicado de forma virtual al finalizar el debate oral, generó una fuerte reacción de disconformidad en la familia de la víctima, ya que la pena representa poco más de la mitad de los 38 años solicitados por el Ministerio Público Fiscal.

La investigación judicial comenzó en 2024, cuando la víctima, que hoy tiene 11 años, logró romper el silencio durante una clase de educación sexual en la escuela. A partir de ese testimonio se activaron los protocolos escolares y judiciales, lo que derivó en la detención de Valenzuela, quien fue pareja de la madre de la niña durante una década y con quien tiene una hija en común de 4 años.

En diálogo con COSA CIERTA, Mariana, madre de la menor y expareja del condenado, expresó el dolor y la sensación de traición que atraviesa tras haber convivido diez años con el agresor. Según relató, Valenzuela conocía a la víctima desde que era muy pequeña. “La conocía desde que tenía un año y pico prácticamente. Estuvo conmigo, no es que la conoció de grande. Ahora tiene 11 años y cuando ella habló tenía 10”, detalló, al subrayar el vínculo de confianza que el hombre mantenía con el núcleo familiar.

Mariana explicó que el acusado actuaba de manera premeditada para evitar ser descubierto. “Siempre aprovechaba cuando yo estaba trabajando y cuando el nene mayor dormía, porque tampoco dejó rastros”, afirmó. Además, señaló que su otro hijo, de 13 años, también debió declarar en Cámara Gesell debido a situaciones de violencia física y psicológica, amenazas y golpes ejercidos por Valenzuela.

Al recordar el momento en que tomó conocimiento de los abusos, describió el impacto como un “balde de agua fría”. Contó que la niña había intentado hablar previamente con una compañera, pero luego se retractó por miedo. El quiebre definitivo ocurrió en el ámbito escolar. “En esa clase le comenta a otra compañerita y esa compañerita sí salió corriendo, la llevó y le dijo a la maestra. Ahí se armó un despelote bárbaro. Me llamaron y me dijeron que la nena estaba descompuesta. Llegué a la escuela y me contaron todo. Desde la misma escuela me dijeron ‘lo denunciás vos o lo denuncio yo’. Ni siquiera pude ir a mi casa; fui directamente a fiscalía”, relató.

La reacción del ahora condenado el día de la denuncia fue inmediata. Mariana contó que Valenzuela se acercó a la puerta de la escuela al ver que tardaban en salir, pero al advertir su expresión, huyó. “Se dio cuenta enseguida de verme. Ahí nomás desapareció. No se llevó nada: llegó a casa, agarró los papeles del auto, el auto, dejó todo y se fue”.

Sobre las secuelas psicológicas en la menor, la madre describió un cuadro crítico. “Fue un año tremendo. Tuve que dejar el trabajo porque la nena tenía ataques de pánico, lloraba y gritaba. Me llamaban de la escuela porque no sabían qué hacer; ella estaba en el piso llorando. Se quiso cortar, se quiso hacer de todo. Fue terrible, más allá de que tenía apoyo psicológico y familiar”, sostuvo.

Consultada sobre si había notado señales previas, fue categórica. “No hubo ningún indicio. Lo único que puedo decir es que no se puede confiar en nadie, porque son diez años criando a una persona y nunca se sabe quién se tiene al lado”.

Finalmente, Mariana expresó su total rechazo al monto de la pena impuesta por los jueces. “Estoy súper disconforme. Imaginate que es la mitad de lo que habían pedido. Yo decía, bueno, que bajen un poco, cinco o seis años, pero esto me parece una burla”, afirmó. También confirmó que las posibilidades de apelación son nulas. “Lamentablemente no hay, no se puede hacer más nada”. Mientras la defensa de Valenzuela había solicitado la absolución durante el proceso, el tribunal optó por una condena firme, aunque sensiblemente menor a la expectativa de la familia.

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